Espíritu Santo y pueblos originarios
La Teología India tiene como fuentes las Sagradas Escrituras bíblicas, la Tradición de la Iglesia, las tradiciones y expresiones culturales de los pueblos originarios, la vivencia de la Madre Tierra y del cosmos en general. De allí que los mitos, ritos y tradiciones son expresión y lugar teológico de la presencia del Espíritu de Dios. El Hijo eterno del Padre continúa hablando a los diversos pueblos y culturas y en diversas épocas (cf Hb 1,1).
Describir qué es el Espíritu Santo desde nuestros pueblos originarios es difícil y muy profundo; pero podemos decir cómo actúa desde la vivencia.
Encontramos en la vida indígena muchos elementos de vida que la Biblia atribuye al Espíritu Santo. Algunos de estos signos de vida y de la presencia del Espíritu son: unidad, comunidad, bien común, alegría, trabajo, fiesta, cuidado de la tierra y la naturaleza, armonía y todo lo que conduce a su lucha diaria por el “Buen Vivir” (cf Gal 5,22-23).
El pueblo indígena vive la presencia del Espíritu Santo en sus luchas diarias, sobre todo cuando lucha con amor y esperanza por su territorio y la vida en todas sus dimensiones.
El Espíritu de Dios se ve presente en los pueblos por el amor que tienen a la vida. Los pueblos originarios nos sentimos criaturas de un mismo origen divino y sabemos que el aliento divino de vida nos sostiene.
Descubrimos, en discernimiento eclesial, la acción del Espíritu a través del pueblo que habla; el Espíritu sigue manifestándose por la palabra del pueblo.
El Espíritu Santo actúa de distintas maneras y formas que nos llevan a formar familia y comunidad, a tener una comunión con Dios, con los otros y con la Madre Tierra.