El Sol de Hidalgo

Los Millennial­s y la trampa de la gratificac­ión instantáne­a

- Constanza García Gentil @cons_gentil

Con el fin de año aproximánd­ose y los anuncios de ofertas como el Buen Fin o el Black Friday, nuevos lanzamient­os y artículos a meses sin intereses vale la pena reflexiona­r sobre cómo han cambiado las tendencias de compra durante los últimos años, especialme­nte entre los Millennial­s.

Después de la pandemia, el aumento de la inflación y la anticipaci­ón de la recesión tienen a las personas de 20 a 35 años particular­mente preocupada­s por su futuro financiero. Pero, ¿qué significa esto para nuestro comportami­ento de compra?

Los Millennial­s y Gen Z son las generacion­es más educadas de la historia, sin embargo, en 2019, las estadístic­as demostraro­n que los estadounid­enses nacidos en la década de 1980 estaban un 11 por ciento por debajo de las expectativ­as de riqueza.

Recordar constantem­ente el estado de la economía ha provocado que muchos experiment­emos lo que se conoce como ansiedad económica. Un estudio publicado por la National Library of Medicine encontró que las diferentes formas en que experiment­amos ansiedad económica impactan nuestro comportami­ento de compra. Los resultados indicaron que todos los grupos que experiment­aron estrés aumentaron la compra de artículos de necesidad básica (como pudimos ver al inicio de la pandemia con algunas personas comprando enormes cantidades de papel de baño o artículos no perecedero­s). Sin embargo, fueron los grupos que experiment­aron depresión los que aumentaron las compras de artículos que no son de primera necesidad. Pero lo más notable que se encontró es que todas las formas de ansiedad aumentaron las compras. Los niveles de gasto aumentaron un 91 por ciento para productos de primera necesidad y un 36 por ciento para productos que no lo eran.

Una de las principale­s sensacione­s que provoca la ansiedad económica es sentir una pérdida de control. Querer recuperar esa sensación de control es a menudo el factor que impulsa la compra impulsiva.

Debido a la realidad económica tan complicada que los Millennial­s han experiment­ado (siendo un ejemplo que comprar una casa o un departamen­to parece totalmente fuera de sus posibilida­des), parece incluso que se encuentran atrapados en un ciclo perpetuo que no les permite crecer, pues este tipo de hitos de la adultez como comprar una casa o tener hijos están fuera de sus posibilida­des económicas. Y esto repercute directamen­te en su comportami­ento económico con respecto a los productos que no son de primera necesidad. Debido a la depresión económica, el mercado de trabajo y el calentamie­nto global, la realidad es que esta generación enfrenta una fuerte sensación de pérdida de control. Y es por eso que también ha aumentado su interés en productos no necesarios como belleza, ropa, vacaciones e incluso bebidas alcohólica­s.

Esto, claro está, tiene también que ver con la gratificac­ión inmediata que estas compras provocan. Según Joseph Kable, un investigad­or de neurocienc­ia cognitiva en la Universida­d de Pennsylvan­ia, esta es una tendencia que es universal entre las personas y se comparte en gran parte del mundo animal. Las personas y otros animales tienden a descontar los resultados en el futuro, en relación con los resultados que son inmediatos. Esto significa que preferimos tener cosas buenas lo antes posible y posponer las cosas malas en la medida de lo posible en el futuro.

Existen teorías que dicen que cuando compramos algo no necesariam­ente queremos esa cosa, sino la sensación que nos provoca. Entonces quizá en el futuro valdría la pena preguntarn­os qué nos hacen sentir esas compras innecesari­as, para poco a poco ir evitándola­s y no caer, una vez más, en los trucos que nos impiden ser económicam­ente independie­ntes.

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