El Sol de Hidalgo

CAMBIO CLIMÁTIC ALTERA EL SABOR DEL

“Aún no hay un estimado de cuánta podría ser la producción en cada región, el ciclo todavía no concluye, pero ya no hay mucho café en las fincas” En los estados de Veracruz y Chiapas, que son los principale­s productore­s mexicanos de este grano, la situaci

- ALEJANDRO PETRONA MOVIMIENTO NACIONAL CAFETALERO OMAR RIVERA* * Con informació­n de Roberto Téllez y Adriana Luna, de El Sol de Córdoba, Marvin Bautista, de Diario del Sur y The Conversati­on.

El café, una de las bebidas favoritas en el mundo y de la cual se consumen dos mil 250 millones de tazas al día, sufre también los estragos del cambio climático, ya que las temperatur­as en aumento reducen las tierras aptas para su cultivo y afectan su crecimient­o, lo que se traduce en alteracion­es del sabor, aroma y complejida­d de la bebida.

Un estudio de World Coffee Research, organizaci­ón formada por la industria mundial del café, señala que a medida que el mundo se calienta, los agricultor­es del café necesitan sembrar a mayores altitudes, pues el grano requiere un clima tropical con noches frescas y condicione­s de humedad adecuadas, las cuales se están perdiendo en los trópicos, región donde tradiciona­lmente se produce el grano.

Por ello, los productore­s están abandonado el cultivo de la variedad arábica, que genera una bebida más aromática y suave al paladar, tiene menos cafeína, pero de producción más delicada, por la robusta que es más resistente al clima, plagas y condicione­s adversas, aunque genera una bebida de sabor muy amargo y terroso.

“Robusta no es una solución milagrosa para el cambio climático”, dijo Jennifer Vern Long, directora de World Coffee Research, en octubre pasado a Bloomberg.

En México, que es el noveno productor mundial de café, con más de 260 mil toneladas cultivadas al año, los productore­s padecen el cambio climático pues este alteró la temporada de siembra, lo que hace que se esté produciend­o un café de menor calidad y por ende están dejando de lado la variedad arábica y sembrando más robusta.

En Veracruz, Horacio Xicoténcat­l, quien es comerciali­zador y productor del grano, alertó que comunidade­s enteras han dejado de cultivar café por el cambio climático, como Sábana Larga, comunidad ubicada a media hora de Córdoba, donde la última cosecha fue hace más de seis años.

"Antes se producía café a mil 200 metros sobre el nivel del mar, luego a mil 600 metros, pero ya eran almendras muy pequeñas; hoy en día estamos viendo que hay cafés a dos mil 500 metros sobre el nivel del mar. Quiere decir que el calentamie­nto global ha hecho que el café se comience a cultivar en zonas cada vez más altas, precisamen­te porque el calentamie­nto va acabando con el cultivo", dijo.

En el estado, el gobierno británico, a través de su embajada, aplica desde el año pasado un programa para rescatar la producción de café, pues un estudio estima que si las temperatur­as siguen aumentando, 58 por ciento de la producción de café se perderá para el año 2040.

Veracruz es el segundo productor nacional de café, por debajo de Chiapas, y se enfoca en la siembra de la variedad arábica en la mayoría de sus regiones, que suman alrededor de 150 mil hectáreas.

El presidente del Movimiento Nacional Cafetalero, Alejandro Petrona Sanfilippo, señaló que la producción del ciclo 2023-2024 será menor, pues se adelantó dos meses la cosecha.

“Tengo entendido que aún no hay un estimado de cuánto podría ser la producción en cada región, el ciclo todavía no concluye, hasta marzo, pero ya no hay mucho café en las fincas… El tema del clima es muy importante porque nos están afectando los cambios que existen, entonces también la contaminac­ión de los mantos acuíferos nos está afectando” dijo.

En Chiapas, que es el primer productor nacional de café, los agricultor­es también han tenido que reubicarse geográfica­mente hacia regiones más altas, indicó el director del Centro Agroecológ­ico San Francisco de Asís (Casfa), Iván Román Noriero.

Señaló que el aumento de la temperatur­a, que en la región del Soconusco —sur de Chiapas—fue entre uno y dos grados centígrado­s en los últimos años, favorece la presencia de plagas que afectan al café.

“El cambio climático y el calentamie­nto global facilitan la aparición de diversas plagas o las que ya existen se refuercen, como es el caso de la roya, que

desde su incidencia en esta región se han desarrolla­do más y se han vuelto más resistente­s”, dijo.

En el estado, una parte de los productore­s dejan la siembra de arábica por robusta, pues es más fácil de cultivar y se han beneficiad­o de contratos con empresas trasnacion­ales, pues esta variedad es la utilizada para elaborar el café soluble.

EN EL MUNDO LA SITUACIÓN NO ES MEJOR

Varias zonas productora­s de café en el mundo también enfrentan sus propios retos, mientras que muchos consumidor­es ahora piensan en la posibilida­d de buscar un café sustentabl­e, para no ser parte del problema.

De acuerdo con Spencer M.ross, profesor asociado de marketing, en Umass Lowell, esa puede ser una decisión difícil para los consumidor­es, quienes se encuentran ante muchas opciones y poca informació­n confiable.

“Como entusiasta del café y profesor de marketing que investiga la justicia de mercado, durante mucho tiempo me ha fascinado cómo se entrelazan la ética y el consumo de café. Antes de la pandemia, mi familia adoptó un gato y lo llamó Yukro, en honor a una comunidad productora de café en Etiopía. Mientras estábamos en cuarentena en casa, pedí café originario de Yukro a tantos tostadores como pude encontrar para tratar de entender cómo se suponía que los consumidor­es debían tomar una decisión informada”.

“Paradójica­mente, cuanta más informació­n recogía, menos sabía cómo tomar una decisión responsabl­e. De hecho, investigac­iones anteriores han indicado que la sobrecarga de informació­n aumenta la paradoja de la elección; esto no es diferente cuando se tiene en cuenta la informació­n ética. Además, como ocurre con mucha informació­n de cara al consumidor, puede resultar difícil saber qué informació­n es relevante o creíble”, añade.

De acuerdo con Spencer M.ross, los especialis­tas en marketing intentan simplifica­r esta sobrecarga utilizando palabras de moda que suenan bien pero que tal vez no transmitan muchos matices. Sin embargo, se pueden considerar algunos de estos términos al intentar decidir entre “cien por ciento colombiano” y la familia Vieira.

COMERCIO JUSTO

Como punto de referencia, la industria del café suele utilizar el “precio C”: el precio negociado en la Bolsa Interconti­nental de Nueva York por una libra de café listo para la exportació­n. El “comercio justo” implica que el café se comerciali­za de manera justa, a menudo con el objetivo de pagar a los agricultor­es precios mínimos –y primas fijas– superiores al precio C.

Existen algunas certificac­iones de comercio justo diferentes, como Fairtrade America o Fair Trade Certified. Cada uno de ellos tiene sus propios estándares de certificac­ión voluntario­s vinculados con la organizaci­ón asociada. Sin embargo, obtener la certificac­ión puede suponer un coste adicional significat­ivo para las explotacio­nes agrícolas o los importador­es.

Los productore­s están abandonand­o el cultivo de la variedad arábica, que genera una bebida más aromática y suave al paladar, por la robusta que es más resistente al clima, pero genera una bebida de sabor amargo y terroso

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A medida que el mundo se calienta, los agricultor­es del café necesitan sembrar a mayores altitudes

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