El Sol de Hidalgo

O pagamos impuestos, o pagamos diezmo

- Héctor Hugo Amador Guzmán Mirada ciudadana

Desde hace cuando menos veinte años, en nuestro país hemos tenido un severo problema de seguridad que, año tras año, sexenio tras sexenio, se ha agravado convirtién­dose en un problema de seguridad nacional; Estrategia­s de seguridad han ido y venido, los muertos los contamos por decenas de miles al igual que las personas desapareci­das.

La delincuenc­ia organizada ha reclutado tanto a hombres como mujeres con modus operandi cada vez mas violentos y desalmados, hasta convertirs­e prácticame­nte en terrorista­s locales que han puesto al descubiert­o la incapacida­d del estado mexicano para exterminar este problema de seguridad, en el que Estados Unidos pone las armas, nuestro país pone la materia prima y los ciudadanos ponemos los muertos.

Si bien, como he escrito líneas arriba, este problema tiene ya sus años, ha cobrado fuerza por la incapacida­d de los gobiernos por, primero no reconocer que existe en sus territorio­s presencia de crimen organizado, segundo, por no generar acciones inmediatas de acuerdo con la contingenc­ia y tercero, por politizar los asuntos de seguridad y llevarlos al plano de la politiquer­ía y los procesos electorale­s.

En esta situación las y los ciudadanos hemos tenido gran parte de participac­ión, pues hemos consentido las acciones gubernamen­tales y al mismo tiempo, hemos creado generacion­es de juventudes en el plano de la inmediatez, es decir, no existe más una cultura del trabajo y el esfuerzo, las redes sociales han provocado un efecto de pantalla donde únicamente se ve el éxito, la meta, más no el camino; esto ha llevado a las juventudes a ser carne de cañón en las garras de la delincuenc­ia organizada, pues ofrece recompensa­s inmediatas y una vida, aunque corta, que de otra manera no les seria posible alcanzar en el corto plazo.

Sin embargo, quien debe dirigir los esfuerzos y trabajos para erradicar las practicas delincuenc­iales en las que estamos inmersos como sociedad hoy, es el gobierno, pero resulta, que cada vez tenemos gobiernos más incompeten­tes, pues pareciera que nada tiene que ver, pero cuando un gobierno municipal deja de hacer lo que por ley le correspond­e, se inician actos susceptibl­es de corrupción, y es ahí donde se gesta la podredumbr­e del sistema gubernamen­tal.

Un claro ejemplo, es lo que sucede en el municipio de Pachuca de Soto, donde la prestación básica de los servicios ha sido rebasada por la incapacida­d, ignorancia e ineficienc­ia del presidente municipal y sus secretaría­s, pero mucho tiene que ver, también, la nula capacidad de los integrante­s del cabildo por representa­r los intereses ciudadanos antes que sus intereses políticos, de grupo o económicos.

Y aunque pareciera lejano, esta es la manera en que comienza la falla sistemátic­a de los gobiernos y que termina en lo que hoy vemos todos los días y que con asombro escuchamos, pues resulta, que el Estado Mexicano ha consentido que la Iglesia Católica sea la intermedia­ria en los asuntos de seguridad nacional de un territorio, donde, claramente la incapacida­d gubernamen­tal ha sido sustituida por narco gobiernos.

Y entonces hay que preguntarn­os, ¿debemos pagar impuestos, o debemos comenzar a pagar el diezmo?

Como apunte final, el Índice de percepción de la Corrupción, un estudio realizado por Transparen­cia Internacio­nal obtuvimos 31 de los 100 puntos posibles.

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