Mediará Gobierno entre evangélicos y católicos
Fueron desplazados de su localidad y sus viviendas acordonadas por profesar una religión distinta
JULIO MENCHACA GOBERNADOR DE HIDALGO
“Se está fortaleciendo la negociación (...) es fundamental para que haya una convivencia en paz y armónica”
HUEJUTLA. Al término de una supervisión a la reconstrucción del bulevar Chalahuiyapa, el gobernador del estado, Julio Menchaca Salazar, señaló: “vamos agotar el diálogo entre el gobierno, las familias de evangélicos que fueron desplazados de la comunidad de Coamila el pasado fin de semana al no cooperar económicamente y no realizar faenas, así como autoridades delegacionales”.
Además, el mandatario estatal aseguró que “es algo que desafortunadamente ha sucedido en la zona, donde ya está operando la subsecretaría de Gobierno en la Huasteca y todas las instancias, por lo que se está fortaleciendo la negociación y también sobre todo tener tolerancia, el respeto a la diversidad de religiones hasta de cuestión política, pues es fundamental para que haya una convivencia en paz y armónica”.
Explicó que va a recurrir en todo lo que esté en sus manos para poder conciliar en este tipo de situaciones que se presentó a este sector religioso, pero sobre todo y se buscará establecer el diálogo, por lo que es la fórmula que resolverá controversias de este tipo y se pueda restablecer la paz social dentro de esta localidad que pertenece al municipio de Huejutla.
Fue el viernes pasado que cien familias de evangélicos fueron desplazadas de la comunidad de Coamila y ahora pernoctan en el auditorio de Huejutla que se ubica en las inmediaciones del mercado local, por lo que ahí son resguardados por elementos de la dirección de Seguridad Pública Municipal, esto mientras se soluciona la problemática que enfrentan con sus vecinos católicos.
La iglesia Bautista Fundamental emitió un comunicado explicando que pidieron apoyo al ayuntamiento local ante la severa intolerancia religiosa que vivieron en Coamila, donde tres viviendas particulares de evangélicos fueron cercada con alambre de púas, por lo que esta situación está desde el 2016, pues la mayoría de los católicos no quiere la presencia de ninguna otra religión que no sea la tradicional.
Además, refieren que los creyentes siguieron cooperando en las obras de beneficio social, pero no en faenas para la iglesia católica, así como fueron despojados de sus derechos como el uso del cementerio, sin acceso a los menores de edad a las escuelas, a los pozos de agua, los programas de gobierno y les cortaron la energía eléctrica a todos los evangélicos.