Sin servicios, pero sí llega comida chatarra
Es más fácil y barato comprar una Coca Cola y un Gansito que tener agua potable y alimento saludable
Habitantes de comunidades marginadas, principalmente indígenas, están en riesgo de desnutrición o contraer enfermedades como diabetes por el alto consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra, productos que son más fáciles de conseguir en sus pueblos debido a que autoridades abandonaron las obras de infraestructura y de servicios básicos.
Los habitantes de diversos pueblos comentan que es más fácil y barato comprar una Coca Cola y un Gansito que tener agua potable y comida saludable.
Don Beto, el tendero de la colonia la Yerbabuena, al poniente de Chilpancingo, sabe que a las 14:00 horas empiezan a desfilar en su establecimiento decenas de clientes, en su mayoría niños, que van por el refresco.
La comunidad no tiene servicio de drenaje ni de agua potable, pese a que para éste ya tiene la tubería instalada en sus calles, pero no se ha conectado a la red general; el servicio de transporte es muy inconstante y puede tardar hasta una hora para que llegue una camioneta, sin embargo los que nunca faltan son los proveedores de productos como refrescos, papas y golosinas.
“Agua embotellada, si tengo, pero es muy poco lo que se vende, todos vienen por refresco, a pesar de que es muy caro y dañino para la salud”, comentó el tendero.
En la misma tienda se vende huevo, leche y algunas verduras, pero estas tienen poca demanda pues los pobladores siempre han preferido comprar refrescos y otros productos poco saludables como frituras y panecillos que contienen chocolate y azúcares que a la postre generan enfermedades como diabetes, de acuerdo con las autoridades de salud.
El consumir comida nutritiva en tiempos de pandemia resulta complicado. La falta de empleos impide mejorar la dieta con verduras frescas, pollo o pescado, productos de la canasta básica que han encarecido en los últimos meses. Un pollo, en Chilpancingo, ronda los 200 pesos.
En Oaxaca el primero de octubre entra en vigor la ley anti-chatarra y este hecho preocupa, sobre todo a los pobladores de la comunidad de San Pedro y San Pablo Ayutla Mixes donde desde hace tres años no cuentan con agua potable, lo que ha incrementado el consumo de refrescos y productos poco saludables.
Desde hace tres años un conflicto entre el municipio y la comunidad de Tierra Blanca, Tamazulápam provocó el cierre de las llaves de abastecimiento de agua potable a la primera población, desde ese día el agua con la que cuentan es considerada para ellos como oro y prefieren comprar refrescos antes que tomar agua, la cual escasea.
En esa comunidad un refresco de tres litros cuesta 26 pesos, en cambio comprar tres litros de agua les cuesta 36 pesos, es decir 10 pesos más que impactan su economía, pues además son comunidades de alta marginación en donde el consumo del refresco se ha vuelto más que un gusto, una necesidad.
Margarita Juárez, habitante de esa población, mostró su preocupación por la nueva ley antichararra, ya que ahora se menciona en la comunidad que no podrá venderse el refresco a menores, quienes son principalmente los enviados a las tiendas para comprarlos.
Chiapas es la región en el mundo donde más Coca Cola se consume, de acuerdo al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que cita que es el refresco favorito de los mexicanos y de los indígenas chiapanecos.
La bebida ya es parte esencial en la vida de los indígenas, en toda la región de Los Altos de Chiapas, donde la mayoría es una población rural. La falta de acceso al consumo y uso de agua potable es una de las razones por las que los indígenas prefieran beber refrescos embotellados.
El producto es el más disponible en las pequeñas tiendas y centros comerciales de toda la región de Los Altos, se camina más distancia para comprar tortillas o agua que para conseguir una Coca Cola; otra situación son sus pecios, mientras que en la capital una botella de 600 mililitros cuesta 15 pesos, en Los Altos cuesta entre 8 y 10 pesos.
Las bebidas tradicionales como el pozol, que eran las principales en las comunidades indígenas, ahora se están perdiendo a causa del consumo del refresco. Con información de Elam Náfate/el Heraldo de Chiapas, Óscar Gómez/diario del Sur y Víctor Castillo/corresponsal
Las embotelladoras anuncian sus productos en lenguas indígenas, para llegar a los pueblos, y además promueven la venta con precios mucho más reducidos
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PESOS cuesta en Los Altos de Chiapas un refresco de 600 mililitros