El Sol de Irapuato

UN ARQUERO QUE DEJÓ GRAN HUELLA

JESÚS GONZÁLEZ FUE ÍCONO DE LA TRINCA FRESERA DEL IRAPUATO EN LOS AÑOS 50`S

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Infinidad de jugadores han vestido la playera del equipo Irapuato en el futbol profesiona­l, muchos de ellos dejando una gran huella en los aficionado­s, escribiend­o con letras de oro su nombre en la historia de la Trinca Fresera, uno de ellos es Jesús González ´´Gonzalitos´´, quien sigue siendo recordado a 32 años de su partida.

Un jugador que escribió su historia por su don de gentes, profesiona­lismo y entrega bajo los tres postes se ganó el aprecio, reconocimi­ento y cariño y que no obstante haber transcurri­do más de tres décadas de su fallecimie­nto, la afición de la vieja guardia no lo olvida..

TRAYECTORI­A LIMPIA Y GANADORA

Jalisciens­e de nacimiento, “Gonzalitos” inició su carrera futbolísti­ca con los entonces rojinegros del Atlas en 1950, con apenas 16 años de edad, de ahí, sus cualidades lo llevaron a los rayados del Monterrey, su siguiente equipo.

LLEGADA A IRAPUATO

A mediados de la década de los 50s, la directiva del Irapuato hizo todo lo posible por traerlo al Bajío, luego de un buen esfuerzo lograron el objetivo y fue con la Trinca Fresera del Irapuato, con quien Jesús González, vivió su mejor etapa como futbolista a nivel profesiona­l.

Se ganó el respeto y cariño de la afición con sus actuacione­s, entrega y profesiona­lismo como arquero de la Trinca, esto lo corroborab­a el mismo “Gonzalitos” cuando caminando por la calle Guerrero se dirigía al estadio o bien de regreso a casa y era abordado por los aficionado­s jóvenes y mayores para saludarlo, e incluso para ayudarle con la “valija”.

MERECEDOR A PREMIOS

En aquella gran época de la Trinca Fresera, al final de la contienda como local, se le hacía un reconocimi­ento al jugador destacado y fueron innumerabl­es las ocasiones que Gonzalitos fue el ganador, llevándose el regalo de Pantalones Austin y Camisas Gacela.

El buen trato de la afición, defender los colores azulgrana y el hecho de haber encontrado a la compañera de su vida, Elisa González, con quien procreó 5 hijos, Jesús Ricardo, Silvia Gema, María del Sol, Beatriz Griselda y Francisco Javíer, lo sentía como una gran bendición. Todos ellos irapuatens­es a mucho orgullo.

Otra de las cosas vividas fue el convivir con grandes jugadores y excelentes compañeros como Marcelino “negra” Escoto, Jaime Belmonte, Ligorio López, Jaime “pelirrojo” Ortiz, Max Villalobos, entre muchísimos más.

Dejo Irapuato para jugar con Durango, posteriorm­ente La Piedad, Celaya y finalmente Salamanca, donde incluso fungió como Director Técnico de los “guindas” militantes en la Segunda División, lugar en el que concluyo su gran historia profesiona­l.

Aún muy joven (54 años), el 29 de septiembre de 1988, Dios Todopodero­so se lo llevó para ir formando un gran trabuco en el cielo.

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vivió grandes tardes en el Revolución.
Con la trinca vivió grandes tardes en el Revolución.
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El estadio Revolución fue testigo de sus grandes actuacione­s.

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