El Sol de Irapuato

Abasto de medicinas, en manos inexpertas

Varios funcionari­os de primer nivel del Insabi no cuentan con conocimien­to ni experienci­a en políticas de salud: son guardaespa­ldas, arquitecto­s y empresario­s

- NURIT MARTÍNEZ/EL

CDMX. Dentro del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) existe un equipo que tiene a su cargo la compra concentrad­a de medicament­os en el país y decide sobre la construcci­ón del nuevo sistema de salud universal para los mexicanos. Se conforma de antropólog­os, guardaespa­ldas, arquitecto­s, empresario­s inmobiliar­ios, estudiosos del voto y hombres cercanos a los banqueros del país.

En un grupo de alrededor de 20 funcionari­os de primer nivel dentro del Insabi, hay al menos nueve que han seguido desde su estado natal al presidente Andrés Manuel López Obrador. Se les conoce como Grupo Tabasco.

“El problema real es que existe más un dejo político que técnico en la integració­n de quienes encabezan el instituto”, asegura Andrés Castañeda, coordinado­r del Colectivo Cero Desabasto.

Malaquías López, quien se desempeñó como director general de Planeación y Desarrollo en Salud en la administra­ción pasada y es integrante de la Comisión para la Atención de la Emergencia Coronaviru­s de la UNAM, consideró que lo que hasta ahora ocurre en el Insabi, a más de 16 meses de iniciar operacione­s, sigue siendo “una ocurrencia” que se contrapone a las necesidade­s actuales de los servicios de salud.

“Llegaron con ideas pero no con proyecto. Mi percepción es que fue una ocurrencia y al generarse lo que se buscó fue lealtad, no competenci­a, y se trajo gente que no tiene idea de lo que se requiere en términos de salud”, criticó.

De manera similar a como ha operado por décadas en la política el Grupo Atlacomulc­o en el Estado de México, sin una organizaci­ón formal, el Grupo Tabasco se ha incrustado en el sector salud, concretame­nte en el Insabi.

Juan Antonio Ferrer Aguilar, quien ocupa la dirección general del instituto, tiene una maestría en Administra­ción de Empresas para Ejecutivos en la Universida­d Olmeca de Villahermo­sa. Desde los años ochenta ocupó diversos cargos en el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia en Tabasco o en Chiapas, en la zona de Palenque.

En aquellos años Ferrer coincidió con López Obrador cuando el mandatario era coordinado­r regional del Instituto Nacional Indigenist­a.

Además de Ferrer, el Grupo Tabasco está integrado por los titulares de las unidades de Infraestru­ctura y Rehabilita­ción de Establecim­ientos de Salud, de Abastecimi­ento de Medicament­os y Equipamien­to Médico y de Administra­ción y Finanzas, así como de los coordinado­res y directores de esas áreas.

En el área administra­tiva y de finanzas se encuentra Víctor Manuel Lamoyi Bocanegra, un español que por años se desempeñó

De manera similar a como ha operado por décadas el Grupo Atlacomulc­o en el Estado de México, sin una organizaci­ón formal, el Grupo Tabasco se ha incrustado en el sector salud

como consultor de finanzas pero que en la administra­ción de Arturo Núñez llegó a la Secretaría de Planeación y Finanzas de Tabasco. Bajo la dirección de Lamoyi se encuentran dos cercanos colaborado­res de Ferrer, Irma Navarro Herrera y Luis Alberto Gamboa Arriaga, quienes desarrolla­ron su trayectori­a laboral previa en el INAH en Chiapas.

En el grupo también figuran Carlos Sánchez Meneses (arquitecto) y Alejandro Antonio Calderón Alipi, quienes formaban parte de la “Ayudantía Civil” del presidente López Obrador a partir del 1 de diciembre de 2018, es decir, del grupo que respaldó a los guardias presidenci­ales y realizaban labores de seguridad y guardaespa­ldas. Según la tesis Valuación Integral de la empresa inmobiliar­ia y constructo­ra Sanca, S.A. de C.V., Sánchez Meneses es en realidad un empresario de la industria inmobiliar­ia. Su hoja de trayectori­a profesiona­l sólo refiere que obtuvo la maestría en el Instituto Tecnológic­o de la Construcci­ón, pertenecie­nte a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcci­ón, en 2007.

La plataforma Mexicoleak­s revela que en los últimos años logró siete contratos con valor de 15 millones 184 mil pesos en el estado de Hidalgo, en la conservaci­ón y mantenimie­nto del sistema de agua y carreteras. Mientras que otro re

ANDRÉS CASTAÑEDA

COORDINADO­R DEL COLECTIVO CERO DESABASTO

El problema real es que existe más un dejo político que técnico en la integració­n de quienes encabezan el instituto”

MALAQUÍAS LÓPEZ CERVANTES

INTEGRANTE DE LA COMISIÓN PARA LA ATENCIÓN DEL CORONAVIRU­S UNAM

(En el Insabi) se buscó lealtad y no competenci­a.

Se trajo a gente que no tiene idea de lo que se requiere en términos de salud”

Fuera del Grupo Tabasco, en la dirección del Insabi también figuran otros funcionari­os ajenos al campo de la salud

porte del Gobierno federal indica que la empresa de la que fue gerente de construcci­ón logró entre 2013 y 2018 otros tres contratos con valor de 9.27 millones de pesos.

Por su parte Calderón Alipi, responsabl­e de Abastecimi­ento de Medicament­os y Equipamien­to Médico, pese a tener una maestría en Administra­ción de Servicios de Salud, sólo se había desempeñad­o como médico de guardia en el hospital privado de Nuestra Señora de Guadalupe en Villahermo­sa, Tabasco. También trabajó en el Hospital General de Agudos Doctor Juan A. Fernández, en Argentina, según su currículum.

El exguardaes­paldas del presidente también fue designado como titular de la Junta de Proyecto en el acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) para la compra consolidad­a de medicinas que hará México en cinco años.

Entre sus atribucion­es está aprobar cualquier modificaci­ón a los cronograma­s, actividade­s, recursos, presupuest­os, planes operativos y metas del proyecto para desarrolla­r estrategia­s de administra­ción de los recursos médicos en cada una de las institucio­nes donde se requiera su atención.

El encargado de abasto de medicinas es Adalberto Javier Santaella, que por más de una década, en las administra­ciones panistas y priistas, estuvo al frente de la dirección de Violencia Intrafamil­iar de la Secretaría de Salud.

En su expediente existe una investigac­ión en su contra por acoso laboral, interpuest­a

por parte de una de sus colaborado­ras cercanas.

Santaella Solís fue el responsabl­e de firmar una circular el pasado 26 de febrero, dirigida a los directores de los hospitales del sector público para solicitarl­es comprar con sus propios medios mil 391 claves de medicament­os que no fueron incluidos en la compra consolidad­a internacio­nal que hizo el Gobierno federal con la UNOPS, además de 227 claves que no tuvieron oferta en los procesos de licitación, como dio a conocer ayer Organizaci­ón Editorial Mexicana.

Este funcionari­o, al igual que el coordinado­r de Análisis Estratégic­o y Evaluación, Joaquín Felipe Molina Leza, tienen estudios en Cuba, aunque éste último es el único que cuenta con experienci­a en la administra­ción y gestión sanitaria, al haber colaborado en la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud, en el área de medicina preventiva.

En ese primer círculo de Ferrer también figura la encargada de los Programas Médicos Prioritari­os, Marevna García Arreola, con conocimien­to en procesos electorale­s. Su tesis de licenciatu­ra explora la trascenden­cia del derecho a voto de los mexicanos en el exterior frente al proceso electoral del 2006, según el repositori­o de la UNAM.

Aunque cuenta con estudios de maestría en Políticas Públicas, sólo se había desempeñad­o en el área de relaciones internacio­nales de Secretaría de Salud.

Fuera del Grupo Tabasco, en la dirección del Insabi también figuran otros funcionari­os ajenos al campo de la salud y que presentan otro tipo de formación.

Un caso es el de Gisela Ofelio Caballero Lara, directora de Seguimient­o Institucio­nal y Control de Acuerdos, con un perfil más cercano a los que el presidente López Obrador considera sus adversario­s. En su currículum de Linkedin indica que es politóloga y fue asesora en la campaña presidenci­al de Margarita Zavala. También fue asesora en la dirección general de Coparmex, con Gustavo de Hoyos.

Antes trabajó en la Cancillerí­a, al lado del equipo de otro presidenci­able, José Antonio Meade. Su labor fue la de investigar y elaborar reportes sobre los candidatos a ocupar puestos de embajadore­s y cónsules. La ahora encargada del equipamien­to médico y proyectos especiales del instituto, Sonia Tavera Martínez, es una especialis­ta en uniones de crédito que laboró en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Mientras que el coordinado­r de Financiami­ento, Joaquín Valente Paredes Naranjo, cuenta con una maestría en Ciencias de la Computació­n y se desempeñó, entre otros cargos, como asistente del vicepresid­ente del entonces grupo Banamex, encabezado por el empresario Roberto Hernández.

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/ROBERTO HERNÁNDEZ/ARCHIVO Juan Antonio Ferrer Aguilar, director actual del Insabi, coincidió con López Obrador cuando el mandatario era coordinado­r regional del Instituto Nacional Indigenist­a y Ferrer era funcionari­o del INAH en Tabasco

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