El Sol de Irapuato

ÁFICO DE TOTOABA EL DEL DRAGÓN, COCAÍNA DEL MAR

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Vaquita y la Totoaba (CTPVT). En 1993, se estableció la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. Es decir, se fijaron regulacion­es.

Al transitar por la calle 1 de junio, en el Golfo de Santa Clara, nos encontramo­s con una estatua de metro y medio de San Judas Tadeo. Junto a ella en una palmera cuelga un pequeño altar con una fotografía de Samuel Gallardo, conocido como “El Samy”, un líder de la entonces cooperativ­a pesquera más importante de la zona.

“Aquí lo mataron”, cuenta nuestro guía sobre aquel 9 de junio de 2014 cuando fue acribillad­o por unos sicarios. Hubo luto durante una semana.

Cualquiera que conocía a Gallardo, recuerda el guía, sabía de su bondad y del desarrollo que trajo al pueblo. Pero, también, como lo narran sus exempleado­s y amigos: el trabajo mejor pagado que ofrecía “El Samy”, era el de extraer buche para sus socios de China, Corea y Japón.

Las hipótesis de su asesinato –según sus conocidos– rondan en torno a un ajuste de cuentas con enemigos del pasado en el narcotráfi­co; a una pelea para arrebatarl­e el negocio de la totoaba y, también, la de un adeudo millonario con los chinos.

De acuerdo con pescadores, a partir del asesinato se fragmentar­on en decenas de grupos criminales que en la actualidad se pelean a fuego y sangre. “Se acabó lo que tenía un control”, narra un pescador sobre el polvorín desatado después de que murió “El Samy”.

Durante 2011 a 2019 se confiscaro­n 3 mil 476 piezas de vejigas, de acuerdo con una base de datos cruzada con decenas de solicitude­s. A esto se suman filetes y totoabas enteras con un peso de 19 toneladas. Igualmente se contabiliz­aron 10 cadáveres de vaquita marina en estado de descomposi­ción, donde hay una cifra negra imposible de cuantifica­r, ya que los pescadores furtivos las perforan para hundirlas, las descuartiz­an o las entierran en el desierto.

Estos decomisos de la autoridad son una pizca, ya que el Cártel del Dragón sofistica año con año el modus operandi con más intermedia­rios. Años atrás, los traficante­s chinos recogían la mercancía en los campos pesqueros. Pero en la actualidad, se establecie­ron como punto de entrega, bajo pedido previo vía whatsapp con claves, en algunos restaurant­es de comida china en Mexicali, Tijuana, Ensenada, Los Ángeles y San Francisco, de acuerdo con Aideé Lara, quien fuera subdirecto­ra de Delitos Federales de la Profepa en Baja California.

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FOTOS: NAGUALES, DATAMARES
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