ANÁHUAC GLOBAL
LAURA CORONADO CONTRERAS*
Estafas digitales en alza
En una era en donde, según el estudio WhatHappen In An Internet Minute 2021, en tan sólo 60 segundos se comparten 695 mil stories en Instagram y 69 millones de mensajes en WhatsApp, los fraudes se encuentran a la orden del día. ¿Cómo distinguir los engaños de las ventas reales? ¿Los patrocinios de las recomendaciones? ¿Los influencers de los vendedores?
Edgar Allan Poe solía decir “cree sólo en la mitad de lo que veas y en nada de lo que escuches" pero, en realidad, vemos y escuchamos demasiados contenidos. Según Social Blade, TikTok tiene 39 mil cuentas con más de un millón de seguidores. ¿Por qué y para qué los buscamos? ¿Son nuestros amigos? ¿Son una marca?
En los últimos días, dos lamentables fraudes han sido “virales”. En el primero, más de 50 aficionados mexicanos al fútbol confiaron en un sujeto que mostraba documentos sobre su identidad y ofrecía estancias en Qatar y boletos para el Mundial a través de redes sociales. Las víctimas señalan que se entregó, en conjunto, casi 2 millones de pesos. En el segundo, una mujer peruana revendió la misma entrada a un concierto de DaddyYankee hasta 2 mil veces cambiando el código de identificación.
Son varios los factores compartidos por ambas estafas:la necesidad de obtener mejores precios, la confianza en la comunidad de una red, la enorme cantidad de perfiles e información compartida y personas ávidas de dinero que, sin escrúpulos, ven una oportunidad de obtener ganancias inmediatas sin importar su licitud.
Además, en su mayoría, tanto las víctimas como los defraudadores son menores de 25 años y las autoridades y plataformas no comenzaron a actuar sino hasta que el daño ha sido denunciado.
¿En dónde comienza y termina la responsabilidad de las redes y la de los usuarios?
Dice el refrán que, “cuando la limosna es mucha, hasta el santo desconfía” y no se trata de culpar a los consumidores o minimizar los delitos sino de prevenir y tomar ciertas medidas para crear un entorno digital sano y beneficiarnos de las enormes ventajas de un metaespacio libre, abierto y universal.
Lamentablemente, la creatividad permite modificar rápidamente las modalidades de los ciberdelitos pero, a grandes rasgos podemos mencionar como deseable: investigar a la persona o empresa que nos ofrece un producto o servicio para conocer si existen otras opiniones, quiénes son sus amigos o seguidores, si cuenta con alguna certificación, no transferir dinero o pagar en horarios poco convencionales o por adelantado, comparar precios con otros vendedores o páginas, revisar las condiciones o características del producto o servicio, preguntar sobre las opciones en caso de incumplimiento, cuestionarnos lo que vemos y escuchamos y denunciar ante las autoridades para evitar más víctimas y sancionar a los delincuentes.
Generar ingresos extras con poco esfuerzo, ser parte de un gran negocio, obtener un premio, inversiones de bajo riesgo, recibir un producto a menor costo, entre otras, son las grandes promesas que nos ofrecen. No se trata de ser incrédulos, sino que necesitamos convertirnos más en ciudadanos digitales (libres, responsables, conscientes) y menos en simples usuarios.