¿El fin de la democracia? La historia
de éxito de nuestra democracia inició con el IFE ahora INE. Esta noble institución fue la que nos permitió la alternancia en el año 2000, que se le diera una nueva oportunidad al PRI en el 2012 y que llegara a la presidencia López Obrador en 2018.
Aunque usted no lo crea las elecciones en México eran organizadas por el propio gobierno. Eran los tiempos del PRI hegemónico. En 1988 las elecciones presidenciales sufrieron un incidente que marcó para siempre ese proceso. La encargada de la organización era la Secretaría de Gobernación, su titular Manuel Bartlett Díaz encabezaba la Comisión Federal Electoral.
En esa elección competían Carlos Salinas de Gortari (PRI), Manuel J. Clouthier (PAN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (FDN) y Rosario Ibarra de la Piedra (PT). La votación se llevó a cabo el 6 de julio. Los resultados debían ser presentados a las 19:00 horas del mismo día. Esto no sucedió. Iniciado el conteo de los votos la tendencia favorecía a Cárdenas. Los primeros resultados que llegaban eran del Distrito Federal por la corta distancia al centro de cómputo. En la capital la figura de Cárdenas había crecido mucho y el malestar con el PRI después del sismo del 88 era grande. El gobierno en un intento de no mostrar que el candidato priista iniciaba con desventaja decidió parar el cómputo electoral. Esa noche Manuel Bartlett anuncio la suspensión del conteo porque el “sistema se había caído”. Los resultados oficiales no llegaron hasta una semana después.
Los resultados favorecieron a Carlos Salinas de Gortari, con un 51.7 por ciento de los sufragios, le seguía Cárdenas con el 31.12 por ciento. El desaseo en el manejo de ese proceso dejó una justificada duda sobre los resultados reales.
La ola de protestas y desconfianza que se generó en torno a nuestra democracia, originó reformas a la Constitución en la que se creó el Instituto Federal Electoral. En sus primeros años el IFE careció de au
tonomía y era presidido por el Secretario de Gobernación como representante del poder ejecutivo. El poder legislativo fue representado por consejeros del poder legislativo y el poder judicial con consejeros ministros.
El IFE dio un importante paso a la ciudadanización en 1994 cuando se sustituyen los consejeros del poder judicial, por consejeros ciudadanos. Hasta este momento el Instituto tenía la responsabilidad constitucional de organizar las elecciones, pero sus capacidades como árbitro electoral eran limitadas, si acaso podía imponer procedimientos administrativos a los partidos sin tener alcance a otros actores de los procesos electorales. 1996 fue otro año clave para la independencia del IFE. En ese año dejó de presidir el Instituto el Secretario de Gobernación y esta función pasó a estar en manos de un ciudadano electo por dos terceras partes de la Cámara de Diputados.
Su fortalecimiento como árbitro electoral dio un paso fundamental en el 2007 cuando se le otorgaron instrumentos para sancionar no sólo a los partidos políticos sino también a los ciudadanos, militantes y candidatos de los partidos políticos, así como a concesionarios y permisionarios de los medios electrónicos de comunicación y en ese mismo año se le otorga la facultad de fiscalizar las finanzas de los partidos.
El Instituto ha sido presidido por 5 secretarios de gobernación de 1990 al 31 de octubre de 1996, fecha en que terminó la era en la que el Instituto era dirigido por el Secretario de Gobernación y se abrió paso a la época de presidentes ciudadanos.
Si bien todos los presidentes que ha tenido el Instituto han hecho lo posible en su circunstancia, destacan dos por su gestión histórica: José Woldenberg, no sólo
destruir al INE. No es lo mismo que parar la construcción de un aeropuerto o destruir la selva con un tren. Acabar con el INE es quitarte tus derechos políticos, que son la base de todos los demás derechos civiles, fundamento de tu libertad y dignidad.
por haber sido el primer Consejero Ciudadano Presidente, sino por su brillante gestión en un momento muy delicado donde habían muchos intereses que apostaban al fracaso de la fórmula ciudadana. A Woldenberg le debemos el desarrollo institucional de nuestra democracia. Hombre de izquierda, funcionario ejemplar, árbitro imparcial y respetado, que al culminar su encargo regresó a su cubículo universitario para dedicarse a la investigación, alejado de los reflectores. El otro es Lorenzo Córdova que ha resistido en condiciones de adversidad y desventaja los despiadados ataques desde lo más alto del poder.
Hoy 34 años después de que gracias al esfuerzo de la ciudadanía y de los partidos opositores construimos una sólida institucionalidad democrática, el gobierno pretende acabar con ella solamente porque no se pliega a sus intereses. Increíblemente a menos de un año (septiembre 2023) de que formalmente se inicie el proceso electoral del 2024, se quiere impulsar por el partido en el poder, no por los ciudadanos o por la oposición, una nueva legislación electoral.
Se quiere destruir al INE. No es lo mismo que parar la construcción de un aeropuerto o destruir la selva con un tren. Acabar con el INE es quitarte tus derechos políticos, que son la base de todos los demás derechos civiles, fundamento de tu libertad y dignidad personal. ¿Te quedarás de brazos cruzados?
No sólo eres tú. Tu familia va en este mismo barco llamado México.
Se quiere