La tecnología en la educación moderna; ¿Qué sirve y qué no sirve?
Las fechas decembrinas generalmente alimentan el entusiasmo por recordar aquellos años maravillosos de nuestra niñez. En estos días, regresan a nuestros pensamientos las emociones que las posadas, la nochebuena, la navidad y el día de reyes dejaron marcados recuerdos en muchos de nosotros, los adultos de hoy. Como si fuera un efecto colateral obligado, también en nuestras reuniones de adultos comenzamos a compartir las experiencias recientes de lo que podemos ver con nuestros hijos y, de forma muy natural, comenzamos a comparar con lo que nosotros hacíamos hace algunos años.
Definitivamente el transcurso del tiempo va modificando de forma no controlada algunos aspectos del comportamiento humano y su relación con el medio ambiente, la fauna y el mismo entorno social entre seres humanos. Estas modificaciones no hacen absurdas las comparaciones que en la actualidad se pudieran estar haciendo, al contrario, podemos interpretarlo una retroalimentación de lo que hoy hacemos como padres o como seres humanos. Muchas de las frases que nuestros padres y abuelos decían, tienen mucho peso y verdad en lo que ahora nosotros vivimos en la posición que antes ellos ocupaban.
La vida moderna demanda que los niños y jóvenes adquieran nuevas habilidades de pensamiento o cognitivas para superar los retos que surgen de la relación con otros individuos y, por supuesto que también muy importante, los retos relacionados con las nuevas actividades profesionales. Haciendo énfasis en que no soy un especialista en la educación básica, me atrevo a mencionar en la mayoría de mis platicas profesionales con personal educativo, que la escasez de actividad física en las actividades educativas de los menores puede no ser el mayor riesgo de ellos para su futuro. Indudablemente nos enfrentamos a problemas que en la actualidad ya tienen efectos adversos a todos
en lo general, tales como la obesidad, hipertensión y diabetes. Encontrar el balance ideal entre las nuevas actividades educativas y la necesidad fisiológica por mantenernos en constante movimiento, resulta ser un nuevo reto para la vida contemporánea y para las generaciones del futuro inmediato.
Hace apenas un par de décadas, de la forma más natural posible, nos esforzábamos por mantenernos físicamente activos realizando actividades al aire libre. Hoy, la distancias entre los espacios de recreación, el tráfico vehicular, la contaminación y las actividades cotidianas nos limitan realizar con disciplina la activación física. No es precisamente que me este desviando del tema principal, pues el proceso educativo también tiene una naturaleza agresiva que hemos adoptado como “normal” a pesar de que no lo sea. Los procesos educativos tanto para el educador como para el alumno son fuentes de estrés y problemas psicológicos bastante serios. Es por esta razón que, regresando a los primeros párrafos, en la actualidad también tenemos que hacer uso de la tecnología para encontrar el balance entre las necesidades biológicas, educacionales, sociales y tecnológicas de la actualidad.
Empezamos por un ejemplo que tiene años siendo criticado: los videojuegos. La experiencia con los resultados de ser afecto o no a los videojuegos pueden ser juzgados por cada uno de nosotros. Desde un inicio, estos dispositivos redujeron considerablemente la interacción de los individuos con el ambiente social y natural, pues es un dispositivo lúdico de interacción en un cuarto aislado y que puede ser jugado por una sola persona. Pero también es necesario mencionar que estos videojuegos han desarrollado habilidades interesantes en las personas que los juegan. Habilidades que podemos notar con los juegos más sofisticados en la actualidad, donde se requiere una coordinación entre vista, manos, pies (en algunos casos), entre otros. Este tipo de habilidades son muy utilizadas ahora con los dispositivos de realidad aumentada; los dispositivos que se empiezan a utilizar en procesos de manufactura o productivos en la industria. Definitivamente algo bueno tiene interacción con los videojuegos. Obviamente, todo en exceso resulta tener efectos desagradables en la salud física, mental y en la interacción social.
Hacer uso de plataformas de videos y videojuegos para los menores de edad o los pequeños que apenas comienzan con las actividades escolares, suele ser una buena opción siempre y cuando seleccionemos plataformas seguras, dedicadas específicamente para menores y con los filtros parentales suficientes. Algunos dispositivos como drones, aviones a escala y vehículos solares a escala, también alientan a los menores a tener mayor interacción con la naturaleza, alejados de la agobiante pantalla de TV o el monitor de la PC. En las tiendas de accesorios electrónicos se pueden observar variedades de juguetes para armar, con tecnología de servomotores, alimentación solar, palancas tipo joystick para control y kits de química básica. Estos son algunos de los nuevos juguetes que ayudan a la interacción con los nuevos requisitos para la preparación de las nuevas generaciones.
Definitivamente toda experiencia aporta algo nutritivo para la educación de nuestros hijos, está en nuestras manos filtrar aquellos juegos de video que no aportan cosas saludables. Así mismo, la selección de los dispositivos para juegos que motiven a la interacción con la naturaleza e incentiven la imaginación y creatividad, puede ser analizada entre nosotros como padres siempre con la ayuda de un experto en el tema.