Kinmen, la oculta joya de Asia Oriental
La isla de Kinmen, administrada por Taiwán, pero situada a solo 10 kilómetros del histórico rival de los taiwaneses, la República Popular China, es una curiosa herencia de la Guerra Fría, que posee una enorme belleza natural y unos vistosos pueblos que convierten el paraje en una oculta joya de Asia Oriental.
Tan cercana a la costa del gigante chino que apenas se puede distinguir en los mapas, Kinmen es una anomalía de la geografía y de la Historia, una isla que pese a estar mucho más lejos de Taiwán que de China pudo ser defendida por el Kuomintang de Chiang Kai-shek tras la guerra civil (1945-49) y sigue siendo orgullosamente parte del territorio taiwanés, aunque hoy en día puede ser visitada por los turistas chinos y no oculta el interés de recibir cuantos más mejor.
“Los turistas chinos vienen aquí a relajarse, y son nuestros amigos”, cuenta el dueño de un negocio de alquiler de bicicletas en Jincheng, la “Ciudad Dorada”, capital administrativa de la isla y con un nombre algo grandilocuente para una localidad de no más de 40 mil habitantes, aunque eso sí, repleta de templos multicolores.
SUFRIÓ UN INTENTO DE INVASIÓN
Desde que China y Taiwán comenzaron el acercamiento económico en la pasada década, es relativamente fácil viajar a Kinmen desde la vecina Xiamen, una de las principales ciudades costeras chinas, ya que entre ellas solo hay diez kilómetros de mar, por lo que un transbordador las une cada media hora.
El contraste entre Xiamen -también situada en una pequeña isla- y Kinmen es espectacular: la primera es un territorio tomado por los rascacielos y la modernidad, poblado por casi dos millones de personas, mientras que Kinmen es principalmente rural, todavíaa está repleta de parques naturales, y tiene una población 10 veces menor. Unas diferencias que reflejan el desarrollismo chino al lado del más relajado carácter taiwanés.
Pero no hay demasiada relajación en la historia de Kinmen, conocida como Quemoy en el dialecto tradicional local.