LA VOZ DE LA IP / JUAN MANUEL HERNÁNDEZ

Después de la clase política, los empresarios somos la clase más criticada por la sociedad.

En opinión de quien esto escribe, las raíces datan de tiempos del porfirismo previo a la Revolución mexicana, donde la clase política empresarial generó una brecha de clases económicas muy marcadas entre ricos y pobres, misma que fue precisamente la causa del movimiento revolucionario.

Desafortunadamente esta brecha no ha podido ser eliminada.

Al contrario, el modelo neoliberal de origen norteamericano aplicado a nivel mundial ha generado que esta brecha económica se haga más grande, por lo que es cada vez más común ver triunfar movimientos de tipo popular, que a través de caudillos prometen sacar al pueblo de sus miserias con fórmulas mágicas, fórmulas que difícilmente son realizables.

En este contexto funcionan los organismos empresariales. Organismos que agrupan empresarios con objetivos comunes, ya sea el mismo giro, industria o ideología, con el objeto de combinar fuerzas a través de sus agremiados buscando que los gobiernos generen políticas públicas para fortalecer la libre empresa, generando desarrollo económico y social.

Empresarios que generan inversión, toman riesgos, generan empleos y pagan impuestos, desde la más pequeña empresa hasta la más grande. Tu amable lector o eres empresario o trabajas para uno de ellos. No existe causa injusta en esto.

Desafortunadamente, esto no siempre se logra. Es común ver el contubernio de líderes empresariales con la clase política, donde los intereses particulares prevalecen por encima del interés de sus agremiados.

Siempre estará disponible el líder empresarial que está dispuesto a traicionar, listo para emitir el apoyo incondicional a los yerros de la acción gubernamental, incluyendo el proporcionar información confidencial a los mismos, sin importar los intereses de sus agremiados.

Empresarios cuya única empresa es precisamente el organismo que representan, y que a cambio de poder y concesiones hacen trueques con el gobierno.

Sin embargo, existen verdaderos líderes empresariales con enfoque social.

Hago mención a uno en particular: Manuel J. Clouthier, mejor conocido como Maquio.

Maquio fue un empresario y ser humano ejemplar, particularmente exitoso pero extraordinariamente justo con sus empleados y con la comunidad en que vivía.

Fue evolucionando de un liderazgo empresarial a un liderazgo social que lo hizo encabezar una lucha de clases, donde buscaba un Mexico justo y equitativo con todos sus habitantes. Para lograr esto, se opuso sin temor al sistema de gobierno donde existe la sospecha lo hizo perder la vida a la edad de 55 años.

Existen muchos empresarios que ven en el Maquio un ejemplo a seguir. Todos deberíamos aspirar a ser uno de ellos.

Empresarios con enfoque social, en la búsqueda del bien común más allá de la conveniencia individual. Dispuestos a cambiar nuestro entorno desde nuestra trinchera individual.

Mexico hoy más que nunca necesita empresarios de este tipo.

EXISTEN MUCHOS HOMBRES DE NEGOCIOS QUE VEN EN EL MAQUIO UN EJEMPLO A SEGUIR