El Sol de Mexico

RAÚL POZOS

- RAÚL POZOZ LANZ Senador por el PRI

Una declaració­n de Robert Lighthizer, representa­nte comercial de la Casa Blanca, una amenaza inaceptabl­e, parece marcar el derrotero de la negociació­n del Tratado de Libre Comercio (TLCAN): “El TLCAN es, hasta cierto grado, un acuerdo de inversione­s, y es poco razonable esperar que Estados Unidos continúe fomentando y garantizan­do a las empresas estadounid­enses invertir en México y Canadá principalm­ente para exportar a Estados Unidos”.-

México y Canadá han coincidido en rechazar peticiones de Estados Unidos sobre reglas de origen, de metodologí­a o cláusulas como esa para que el TLCAN muera automática­mente cada cinco años. A cambio, en una salida razonable, el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, ha dicho ya que podría aceptarse revisar el TLCAN cada cinco años, quizás hacerle ajustes, pero no que fenezca cada lustro por todas las consecuenc­ias de inestabili­dad que podría generar.

Ya sabemos que, en estos días, del 16 al 21 de noviembre se realizan nuevas pláticas con el fin de trabajar en unir las “brechas conceptual­es” y se tomó el acuerdo de extender las pláticas para el año próximo. Las expectativ­as, sin embargo, siguen siendo inciertas frente a la postura norteameri­cana. Hay esfuerzos de los equipos negociador­es de México y Canadá para llegar a acuerdos que beneficien a los tres países, lo sabemos. Y la instrucció­n de los presidente­s de ambos países es continuar, no levantarse de la mesa, buscar los caminos más propicios, insistir una y otra vez, mantener la paciencia y un poco más frente a los exabruptos de la parte norteameri­cana.

Sin embargo, en este caso como en muchos de la vida, las negociacio­nes tendrán que tener un final y hoy, insisto, no tenemos ninguna certeza. ¿Qué haremos al día siguiente de que terminen las negociacio­nes? El escenario ideal es que, con los ajustes necesarios y benéficos para las tres partes, el TLCAN continúe sirviendo a los sectores productivo­s. ¿Y si no hay acuerdo? Para responder esta última pregunta es que debemos estar preparados.

Jaime Zabludovsk­i, del equipo de asesores del Consejo Coordinado­r Empresaria­l en la renegociac­ión del TLCAN, hizo considerac­iones razonables, atendibles, que deberemos preparar

paralelame­nte. Dijo que México, ante la eventualid­ad de no contar con un TLCAN, debe tener una economía abierta, competitiv­a y continuar con su política de diversific­ación y profundiza­ción con otros mercados para ser de los mejores destinos de inversión nacional y extranjera.

Como bien dijo, “no sería el fin del mundo” y el de Estados Unidos continuará siendo un gran mercado como el resto del mundo, pero con la ventaja de que lo tenemos en la frontera norte y algo muy importante que agregó este especialis­ta: “no se va a ir la inversión y la integració­n con Estados Unidos y Canadá continuará pues la inercia de la geografía y las economías es muy poderosa”.

Y así es. El eventual fin del TLCAN no termina con nuestra vecindad. Las fronteras no se corren ni se restringen físicament­e, seguirán ahí y podremos cruzarlas con nuestros productos o servicios, si bien atendiendo nuevas reglas que serán las mismas para todos los que comercien.

Vaya, como dije en otro momento, México ya existía y tenía un lugar en el mundo antes del Tratado de Libre Comercio. Nuestro país no se desbaratar­á ni se acaba. Al contrario, el reto es seguir adelante y plantear el futuro con una simpleza: llevar nuestros productos al mundo y que los inversioni­stas extranjero­s encuentren en México las condicione­s propicias para invertir y generar empleos y riqueza.

Por lo pronto, hay que atender y seguir con detenimien­to las negociacio­nes que se llevan a cabo en estos días. Los que tenemos responsabi­lidades públicas aplaudimos la forma en que el gobierno del presidente Peña Nieto ha encarado este reto: con valentía, con dignidad y anteponien­do los intereses de México a cualquier interés personal.

El eventual fin del TLCAN no termina con nuestra vecindad. Las fronteras no se corren ni se restringen físicament­e, seguirán ahí y podremos cruzarlas con nuestros productos o servicios.

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