FESTEJAN RENUNCIA DE MUGABE
Vicepresidente destituido es el favorito para tomar el poder
Robert Mugabe dimitió como presidente de Zimbabue, poco después de que el Parlamento comenzara un proceso de destitución para poner fin a sus casi 40 años en el poder
HARARE, Zimbabue. Acorralado por el Ejército, los ciudadanos y hasta por el mismo partido que cofundó, Robert Mugabe puso ayer fin a 37 años de reinado sobre Zimbabue al presentar su dimisión, en un desenlace impensable hace apenas dos semanas.
Mugabe dimitió para evitar la ignominia de ser cesado, mientras se celebraba una sesión conjunta de la cámara baja y el Senado en la que tanto el partido gobernante, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) de Mugabe, como la principal formación opositora, el Movimiento por el Cambio Democrático (MDC-T) iban a aprobar el proceso de su destitución.
El presidente del Parlamento, Jacob Mudenda, interrumpió la sesión por una carta urgente que le habían hecho llegar, firmada en el palacio presidencial. Cuando pronunció las palabras “notificación de dimisión”, todos los diputados y senadores estallaron en júbilo.
“Yo, Robert Gabriel Mugabe, por la presente ofrezco formalmente mi dimisión como presidente de Zimbabue con efecto inmediato”, indicaba la misiva que puso fin oficialmente a esta caída a cámara lenta de un jefe de Estado que, a sus 93 años, parecía decidido a retener el poder el máximo tiempo posible.
De hecho, la sorpresa fue total, ya que en la noche del domingo, en su última aparición televisada y la primera desde que los militares tomaran el control del país la semana pasada y lo confinaran en su residencia, Mugabe no solo no dimitió sino que pidió una vuelta a la normalidad en el país y el inicio de una nueva etapa sin espíritu de venganza.
No quedó claro si se refería a una etapa con o sin él al frente, pero lo cierto es que se abre una nueva era en un país, que durante mucho tiempo fue identificado por la comunidad internacional como el cortijo personal del que muchos consideraban un dictador.
Las calles del país se hicieron eco de la noticia de manera inmediata:
empezando por los que se concentraban ante el Parlamento con carteles de “Mugabe, vete ya”, en apenas minutos se formó una fiesta para la que muchos habían estado esperando tanto tiempo.
Gritos de alegría y bocinazos de automóviles, banderas de Zimbabue
y abrazos, cánticos y bailes dieron la bienvenida a una noche que se antoja larga y que precederá a un día en el que Zimbabue tendrá, por primera vez desde su independencia en 1980, un nuevo líder.
Los expertos apuntan como sucesor a Emmerson Mnangagwa, el mismo
vicepresidente que Mugabe destituyó el pasado día 6 por “deslealtad” y cuyo cese, forzado por la ambiciosa primera dama, Grace Mugabe, que soñaba con heredar la presidencia, desencadenó la intervención militar.
Ayer, por primera vez en 37 años, Zimbabue ya no es Mugabe.