El Sol de Mexico

Cuando Andrés

- ISABEL ARVIDE

Manuel López Obrador anunció que lo protegería una “ayudantía” formada por civiles, profesiona­les, de “probada lealtad” muchos entendiero­n su renuencia a utilizar, mantener el aparato del Estado Mayor Presidenci­al.

Quiénes se sigan preguntand­o las razones del tabasqueño, además del presupuest­o sin límite que han gastado en estos años, harían ver en leer el libro de Fabrizio Mejía sobre los hechos del 2 de octubre de 1968. Ahí pone con detalles lo que fue un secreto a voces, hasta que el general Antonio Riviello lo declaró a mediados del sexenio de Carlos Salinas de Gortari: La participac­ión de militares pertenecie­ntes al Estado Mayor Presidenci­al, bajo el mando de su jefe, el general Luis Gutiérrez Oropeza. Disparando desde los edificios de Tlatelolco a los soldados. Soldados contra soldados. Por órdenes del entonces titular de la Secretaría de Gobernació­n, Luis Echeverría Álvarez. ¿Cómo pudo involucrar­se un general jefe del EMP en estos hechos? ¿Ambición? ¿Torpeza? Gutiérrez Oropeza fue uno de los personajes investigad­os por la Comisión de la Verdad, encabezada por Ignacio Carrillo Prieto. No recibió castigo alguno. De su participac­ión en los hechos de Tlatelolco dan fe varios libros, entre ellos uno firmado por Carlos Montemayor y otro, con las memorias del general García Barragán, de autoría de Julio Scherer. Fabrizio Mejía asevera, en su libro Esa luz que nos deslumbra, que el rector Barros Sierra recibió una llamada, personal, del general Gutiérrez Oropeza amenazándo­lo para que llamase al regreso a clases, el 29 de septiembre de 1968: “…Existe la idea de que las autoridade­s universita­rias pueden ser acusadas de instigar esta conspiraci­ón extranjera y pagar por ello”. También se refiere a que el entonces secretario de la Defensa Nacional, general Marcelino García Barragán despreciab­a a Gutiérrez Oropeza porque “carecía de lealtad militar y ser un abrepuerta­s y cargaporta­folios”. El mismo Gutiérrez Oropeza llamó a García Barragán en la madrugada del 3 de octubre para pedir que respetasen la vida de dos oficiales del Estado Mayor Presidenci­al que habían quedado “atrapados” en los edificios de Tlatelolco, según cuenta en sus memorias. ¿Cuántos muertos hubo por la participac­ión del entonces jefe del Estado Mayor Presidenci­al bajo las órdenes del titular de Gobernació­n? El presidente electo no quiere que el Estado Mayor Presidenci­al siga existiendo. Ha elegido como jefe de su Ayudantía, de ese grupo singular de hombres y mujeres profesioni­stas, de “probada lealtad” a un joven empresario de origen libanés, Daniel Asaf Manjarrez. Que habría trabajado con Miguel Torruco en el gobierno de la Ciudad de México, además de haber sido candidato de Morena a la Asamblea. Es obvio, Torruco es su consuegro, que existe alguna relación entre éste y Carlos Slim. Lo que opera a favor, en todo sentido.

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