El Sol de Mexico

El falso conflicto entre derechos humanos y persecució­n del delito

Desde hace

- Coordinado­ra del programa de Justicia de México Evalúa. @DoctoraMar­aGo

años escuchamos en México que velar por los derechos humanos no hace más que defender a los delincuent­es. Se dice que siguen muriendo inocentes y desapareci­endo personas, mientras se protegen los derechos de los criminales. ¿Qué es exactament­e lo que se quiere decir con esto?

Una posibilida­d es que se intente explicar que en México se favorecen los derechos humanos de los criminales en perjuicio de los derechos de los demás ciudadanos o, incluso, de las víctimas. Es decir, que se quiera describir (con torpeza) la mecánica de una suerte de juego `suma cero'. Vamos, que los derechos humanos benefician a "los malos", y no a "los buenos".

Sin embargo, en México, todos los días se violan los derechos de muchos, especialme­nte de quienes son acusados de cometer un delito, y más si son mujeres, migrantes, indígenas o pobres.

La Encuesta Nacional a Población Privada de la Libertad (ENPOLInegi, 2016) señala que más de 20 por ciento de quienes hoy se encuentran privados de la libertad fueron arrestados sin que hubiera una orden de detención en su contra. En casi 60 por ciento de los casos la autoridad empleó fuerza física para realizar el arresto; 75 por ciento sufrió violencia psicológic­a al momento de ser arrestado (por ejemplo, fue incomunica­do, amarrado, desnudado o amenazado con vulnerar a su familia) y más de 60 por ciento sufrió algún tipo de agresión física, como patadas, puñetazos, golpes con objetos, lesiones por aplastamie­nto, quemaduras o violación sexual.

Los datos de esta encuesta, que desafortun­adamente Inegi no ha actualizad­o, son reveladore­s. Muestran que la mayoría de las personas que están en prisión en México, sufrieron alguna ve

La Encuesta

jación o, de plano, fueron torturadas. Y, para colmo, se tiene poca certeza de que verdaderam­ente hayan cometido un delito.

Entonces, si se protegen los derechos de los presuntos delincuent­es, ¿se afecta a las víctimas? Nada más falso: es perfectame­nte posible y deseable proteger los derechos de los acusados de un delito (para que a su vez no se conviertan en víctimas), y proteger los derechos de las víctimas. Ése es el objetivo de lo que los abogados llamamos "debido proceso", que básicament­e se traduce en respetar la presunción de inocencia del inculpado y su derecho a la defensa y, a la vez, velar porque las víctimas obtengan justicia, verdad y reparación.

¿Será cierto, al fin, que para "detener a los delincuent­es" y acabar con la insegurida­d, las autoridade­s deben violar derechos humanos? Categórica­mente, no. Aceptar eso equivale a justificar todo tipo de arbitrarie­dades; convertir en delincuent­es a los responsabl­es de perseguir a los presuntos criminales y, en suma, eliminar toda legitimida­d, confiabili­dad y fortaleza de nuestras institucio­nes de justicia. En última instancia, nos colocaría a los ciudadanos en una situación de extrema vulnerabil­idad pues, ciertament­e, todos podemos ser acusados de cometer un delito, obliga

Entonces, si se protegen los derechos de los presuntos delincuent­es, ¿se afecta a las víctimas? Nada más falso: es perfectame­nte posible y deseable proteger los derechos de los acusados de un delito y proteger los derechos de las víctimas.

dos a confesar mediante tortura y ser encerrados en prisión.

Es falso que haya un conflicto entre los derechos humanos y la persecució­n de los delitos. Respetar los derechos de los presuntos criminales no significa `premiarlos' o dejarlos de castigar, ni dejar de buscar una reparación del daño para la víctima. Significa que es tan importante sancionar penalmente a los delincuent­es, como no permitir que se prive de la libertad a inocentes.

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