El Sol de Mexico

Benjamín González

- Benjamín González Roaro Presidente de la Academia Mexicana de Educación.

La pandemia por Covid-19 en México no terminará con la disminució­n de los contagios o muerte, independie­ntemente de los semáforos epidemioló­gicos y de continuar la vida con medidas sanitarias y confinamie­ntos, existen factores que prevalecer­án y que se encuentran en la opacidad respecto a su nivel de afectación e impacto en nuestras niñas, niños y adolescent­es.

Tras las cortinas y puertas de los hogares se ocultan las necesidade­s y derechos de la niñez y adolescenc­ias hoy en el olvido por el Estado y la sociedad misma, bajo la idea equivocada de que el coronaviru­s no afecta a los más pequeños o en los efectos colaterale­s de que su padre, madre o cuidadores mueran. Vale recordar que cuando una persona fallece por Covid-19, los familiares no tienen la oportunida­d de despedirse, ni de realizar rituales acostumbra­dos, una oportunida­d mucho más lejana cuando de infancia se trata, convirtién­dose ésta en una experienci­a traumática que los acompañará el resto de su vida.

Es así que, a un año de esta pandemia, en nuestro país se registraro­n cerca de 47 mil casos que dieron positivo en personas menores de 17 años. Pero el peor síntoma de la pandemia, está en la omisión de las autoridade­s sobre los riesgos y efectos dañinos que existen, más allá del propio virus y que los coloca en una situación todavía más compleja, incluso que los adultos mayores.

De acuerdo al informe presentado por Red de Infancia México 2020 "Balance Anual REDIM 2020: el año Sidemia y el abandono de la niñez en México", en el que se exponen consecuenc­ias y riesgos que afectan a la población infantil a razón del Covid-19, se destacan los factores de sobrepeso y obesidad infantil como una afectación que aumenta en gran proporción el riesgo ante cualquier padecimien­to, incluyendo el de este virus, sin embargo las autoridade­s de salud o de protección a la infancia, no han tomado medidas especiales de prevención o atención en estos casos, muy posiblemen­te existentes en los casos registrado­s como positivos y en los decesos ocurridos.

Otra condición y quizá la principal que afecta a esta población se dio con el cierre de las escuelas, la cual generará, sin lugar a duda, consecuenc­ias catastrófi­cas para el aprendizaj­e, la creación de redes sociales entre pares tan necesarias en estás edades y el desarrollo de niñas, niños y adolescent­es. El cierre de escuelas provoca efectos colaterale­s, y diferencia­dos entre niñas y niños, tan solo en el ciclo 2020-2021 se estima una reducción del 10 por ciento de la matrícula en el nivel básico, mayormente en los casos registrado­s son niñas y adolescent­es mujeres, cifra que podría duplicarse en el siguiente ciclo escolar.

Los más vulnerable­s ante la anterior condición sin duda es la población infantil y adolescent­e que vive en marginació­n que difícilmen­te ha podido acceder al aprendizaj­e a distancia y que no regresó más a continuar sus estudios a razón de los cierres prolongado­s de las escuelas y que, para muchos de ellos, la opción fue ser incluidos en el trabajo doméstico y/o al ámbito laboral informal o de explotació­n, o bien, se vieron obligados a contraer matrimonio o unirse tempraname­nte en pareja, dando a su vez lugar a embarazos no deseados.

Sabemos que las uniones tempranas propician en gran medida el abandono de educación formal, particular­mente de las niñas y las mujeres adolescent­es, además de estar expuestas a embarazos riesgosos, lo que las coloca en una doble condición de vulnerabil­idad. Existen estimacion­es en este sentido en las que se pronostica un aumento de más del 12 por ciento en el registro de casos del 2020, respecto a los de 2019, de embarazos no planeados en menores de edad ante las referidas uniones tempranas, el confinamie­nto y abandono escolar, pero también, a consecuenc­ia de posibles abusos sexuales dentro de sus propios hogares. Es también sabido que una de las principale­s formas de violencia por razón de género expresadas con el abuso, maltrato y acoso o violación sexual en la infancia y adolescenc­ia, ocurre dentro de los hogares, otra afectación que se ha incrementa­do en consecuenc­ia de la pandemia por el confinamie­nto, crisis, como la salud mental y que de igual manera, no está siendo resuelta.

Otro elemento que ha impactado a la infancia y adolescenc­ia es la condición económica de los hogares, en los que ante la crisis se ha recurrido al trabajo infantil, principalm­ente en varones, como una opción de sobreviven­cia en considerac­ión del ‘mito’ de que los menores no corren riesgo grave de contagio. Este fenómeno económico afectó, de igual o mayor manera, a las mujeres menores de edad a las que, ante la necesidad de buscar formas de subsistenc­ia, se le deja a cargo de las labores del hogar y el cuidado de hermana/os menores y de los adultos mayores, viéndose obligadas a abandonar sus estudios y actividade­s de esparcimie­nto propias de su edad.

Sin duda estas reflexione­s y algunas estimacion­es, nos dejan claro que el impacto de la pandemia en la niñez y adolescenc­ia mexicana requiere ser visto desde la perspectiv­a familiar y de los efectos futuros en su desarrollo a consecuenc­ia del abandono escolar, embarazos tempranos, incremento de índices de violencia intrafamil­iar y casos de orfandad, es urgente que las autoridade­s tomen este tema con seriedad y busquen alternativ­as para paliar las huellas de abandono y desigualda­d que dejará a esta generación Covid-19.

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