Gabriela Mora
Consuelen como Dios y no busquen el consuelo fuera de Él Papa Francisco
Unos días antes de Semana Santa, para ser más precisos el pasado 22 de marzo, la Congregación de los Legionarios de Cristo dio a conocer un documento con información de los casos de abuso sexual cometidos por sus sacerdotes a lo largo de la historia. En él, Informe anual 2020. Verdad, Justicia y Sanación, se reconoce el abuso de 33 miembros de la Congregación -tres fallecidos sin ser juzgados, dos más fueron condenados penalmente y los demás no han sido procesados “por diversos motivos, como la situación legal en los diferentes países o los plazos de prescripción”: el saldo, 175 víctimas.
En el informe, elaborado por la comisión interárea de la Dirección General de los Legionarios de Cristo, se detalla que la congregación reforzará el acercamiento “activo y más sistemático” con las víctimas.
Adicionalmente, se propone establecer un programa independiente para la reparación económica y el apoyo a víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes de la congregación, y llevar a cabo los procedimientos canónicos pendientes, según las indicaciones que la Congregación de la Doctrina de la Fe da en cada caso.
Durante varias décadas, los Legionarios habían negado las acusaciones sobre abusos sexuales perpetrados desde por su fundador, Marcial Maciel Degollado, quien, por algunas razones fuera de nuestro alcance, gozó la protección del papa Juan Pablo II; no obstante, la persistencia de las víctimas y la documentación sobre investigaciones periodísticas, aportaron evidencia respecto a la veracidad de las declaraciones de los menores abusados.
Veintisiete nombres de sacerdotes que, entre 1941 y 2020, abusaron sexualmente de menores de 20 años -la mayoría de ellos entre 11 y 16-; además, de los 27 agresores, 17 son mexicanos.
En 1997, salió a la luz escasa comunicación respecto a lo que había estado sucediendo al interior de la Orden de los Legionarios; muy pocos fueron los medios que difundieron la noticia respecto a los hechos del fundador de la Congregación, Marcial Maciel, quien contó con la férrea defensa de tres importantes jerarcas de la Iglesia Católica mexicana: los obispos Juan Sandoval Íñiguez, Onésimo Cepeda y Norberto Rivera Carrera, quienes al paso del tiempo no cambiaron su postura, lejos de ello, defendieron la idea de que intereses ajenos a la Iglesia “se esforzaban por enlodar la obra de un gran hombre”.
Para la Iglesia Católica fue muy difícil reconocer las acusaciones en contra del Fundador de la Orden, no obstante, a través de los años ha persistido la presencia y el acompañamiento a las víctimas por parte del exsacerdote Alberto Athié -quien renunció como clérigo en 2003-; ha sido el que ha dejado constancia de los crímenes de Maciel y los ha dado a conocer públicamente.
El daño, sin embargo, es mayor para la congregación: a decir de varios de sus integrantes, ha dejado heridas que nunca se van a poder curar.
Sirvan estos días de meditación y reflexión a quienes practicamos la fe católica, para valorar la esencia y los valores que nuestra religión ha inculcado sin dejarnos influir por los actos de algunos malos practicantes que muy poco tienen que ver con los principios y la historia…Resucitó el Señor, ¡Amén!