Mandan en el Insabi antropólogos y guardias
EL Instituto se coordina con la UNOPS para la compra de medicinas para los mexicanos
Antropólogos, guardaespaldas, arquitectos, empresarios inmobiliarios y estudiosos del voto conforman el grupo dentro del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) encargado de la compra consolidada de medicamentos y de la construcción del nuevo sistema de salud universal para los mexicanos.
Es un grupo de alrededor de 20 funcionarios de primer nivel dentro del Instituto, de los cuales al menos nueve han seguido desde su estado natal al presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Existe más un dejo político que técnico en la integración de quienes encabezan el Instituto”, asegura Andrés Castañeda, coordinador del Colectivo Cero Desabasto.
Lo que se observa es que “se buscó lealtad y no competencia. Se trajo a gente que no tiene idea de lo que se requiere en términos de salud”, coincide Malaquías López Cervantes, integrante de la Comisión para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM.
Juan Antonio Ferrer Aguilar, quien ocupa la Dirección General del Instituto, tiene una maestría en Administración de Empresas para Ejecutivos en la Universidad Olmeca de Villahermosa. En los años 80 ocupó diversos cargos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Tabasco o en Chiapas, en la zona de Palenque. En esos años coincidió con López Obrador cuando era coordinador regional del Instituto Nacional Indigenista.
Al interior de la Unidad de Coordinación Nacional de Administración y Finanzas del Instituto están dos cercanos colaboradores de Ferrer, Irma Navarro Herrera y Luis Alberto Gamboa Arriaga, quienes desarrollaron su trayectoria laboral previa en el INAH, en Chiapas.
También integran este grupo Carlos Sánchez Meneses, un arquitecto y empresario inmobiliario, y Alejandro Antonio Calderón Alipi, quienes formaban parte de la Ayudantía Civil del presidente Andrés Manuel López Obrador, que desde el 1 de diciembre de 2018 se hizo cargo de resguardar su integridad.
Dentro del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) existe un equipo que tiene a su cargo la compra concentrada de medicamentos en el país y decide sobre la construcción del nuevo sistema de salud universal para los mexicanos. Se conforma de antropólogos, guardaespaldas, arquitectos, empresarios inmobiliarios, estudiosos del voto y hombres cercanos a los banqueros del país.
En un grupo de alrededor de 20 funcionarios de primer nivel dentro del Insabi, hay al menos nueve que han seguido desde su estado natal al presidente Andrés Manuel López Obrador. Se les conoce como Grupo Tabasco.
“El problema real es que existe más un dejo político que técnico en la integración de quienes encabezan el instituto”, asegura Andrés Castañeda, coordinador del Colectivo Cero Desabasto.
Malaquías López, quien se desempeñó como director general de Planeación y Desarrollo en Salud en la administración pasada y es integrante de la Comisión para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM, consideró que lo que hasta ahora ocurre en el Insabi, a más de 16 meses de iniciar operaciones, sigue siendo “una ocurrencia” que se contrapone a las necesidades actuales de los servicios de salud.
“Llegaron con ideas pero no con proyecto. Mi percepción es que fue una ocurrencia y al generarse lo que se buscó fue lealtad, no competencia, y se trajo gente que no tiene idea de lo que se requiere en términos de salud”, criticó.
De manera similar a como ha operado por décadas en la política el Grupo Atlacomulco en el Estado de México, sin una organización formal, el Grupo Tabasco se ha incrustado en el sector salud, concretamente en el Insabi.
Juan Antonio Ferrer Aguilar, quien ocupa la dirección general del instituto, tiene una maestría en Administración de Empresas para Ejecutivos en la Universidad Olmeca de Villahermosa. Desde los años ochenta ocupó diversos cargos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Tabasco o en Chiapas, en la zona de Palenque.
En aquellos años Ferrer coincidió con López Obrador cuando el mandatario era coordinador regional del Instituto Nacional Indigenista.
Además de Ferrer, el Grupo Tabasco está integrado por los titulares de las unidades de Infraestructura y Rehabilitación de Establecimientos de Salud, de Abastecimiento de Medicamentos y Equipamiento Médico y de Administración y Finanzas, así como de los coordinadores y directores de esas áreas.
En el área administrativa y de finanzas se encuentra Víctor Manuel Lamoyi Bocanegra, un español que por años se desempeñó como consultor de finanzas pero que en la administración de Arturo Núñez llegó a la Secretaría de Planeación y Finanzas de Tabasco. Bajo la dirección de Lamoyi se encuentran dos cercanos colaboradores de Ferrer, Irma Navarro Herrera y Luis Alberto Gamboa Arriaga, quienes desarrollaron su trayectoria laboral previa en el INAH en Chiapas.
En el grupo también figuran Carlos Sánchez Meneses (arquitecto) y Alejandro Antonio Calderón Alipi, quienes formaban parte de la “Ayudantía Civil” del presidente López Obrador a partir del 1 de diciembre de 2018, es decir, del grupo que respaldó a los guardias presidenciales y realizaban labores de seguridad y guardaespaldas.
Según la tesis Valuación Integral de la empresa inmobiliaria y constructora Sanca, S.A. de C.V., Sánchez Meneses es en realidad un empresario de la industria inmobiliaria. Su hoja de trayectoria profesional sólo refiere que obtuvo la maestría en el Instituto Tecnológico de la Construcción, perteneciente a la Cámara Me
De manera similar a como ha operado por décadas el Grupo Atlacomulco en el Estado de México, sin una organización formal, el Grupo Tabasco se ha incrustado en el sector salud
xicana de la Industria de la Construcción, en 2007.
La plataforma MexicoLeaks revela que en los últimos años logró siete contratos con valor de 15 millones 184 mil pesos en el estado de Hidalgo, en la conservación y mantenimiento del sistema de agua y carreteras. Mientras que otro reporte del Gobierno federal indica que la empresa de la que fue gerente de construcción logró entre 2013 y 2018 otros tres contratos con valor de 9.27 millones de pesos.
Por su parte Calderón Alipi, responsable de Abastecimiento de Medicamentos y Equipamiento Médico, pese a tener una maestría en Administración de Servicios de Salud, sólo se había desempeñado como médico de guardia en el hospital privado de Nuestra Señora de Guadalupe en Villahermosa, Tabasco. También trabajó en el Hospital General de Agudos Doctor Juan A. Fernández, en Argentina, según su currículum.
El exguardaespaldas del presidente también fue designado como titular de la Junta de Proyecto en el acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) para la compra consolidada de medicinas que hará México en cinco años.
Entre sus atribuciones está aprobar cualquier modificación a los cronogramas, actividades, recursos, presupuestos, planes operativos y metas del proyecto para desarrollar estrategias de administración de los recursos médicos en cada una de las instituciones donde se requiera su atención.
El encargado de abasto de medicinas es Adalberto Javier Santaella, que por más de una década, en las administraciones panistas y priistas, estuvo al frente de la dirección de Violencia Intrafamiliar de la Secretaría de Salud.
En su expediente existe una investigación en su contra por acoso laboral, interpuesta por parte de una de sus colaboradoras cercanas.
Santaella Solís fue el responsable de firmar una circular el pasado 26 de febrero, dirigida a los directores de los hospitales del sector público para solicitarles comprar con sus propios medios mil 391 claves de medicamentos que no fueron incluidos en la compra consolidada internacional que hizo el Gobierno federal con la UNOPS, además de 227 claves que no tuvieron oferta en los procesos de licitación, como dio a conocer ayer El Sol de México.
Este funcionario, al igual que el coordinador de Análisis Estratégico y Evaluación, Joaquín Felipe Molina Leza, tienen estudios en Cuba, aunque éste último es el único que cuenta con experiencia en la administración y gestión sanitaria, al haber colaborado en la Organización Panamericana de la Salud, en el área de medicina preventiva.
En ese primer círculo de Ferrer también figura la encargada de los Programas Médicos Prioritarios, Marevna García Arreola, con conocimiento en procesos electorales. Su tesis de licenciatura explora la trascendencia del derecho a voto de los mexicanos en el exterior frente al proceso electoral del 2006, según el repositorio de la UNAM.
Aunque cuenta con estudios de maestría en Políticas Públicas, sólo se había desempeñado en el área de relaciones internacionales de Secretaría de Salud.
Fuera del Grupo Tabasco, en la dirección del Insabi también figuran otros funcionarios ajenos al campo de la salud y que presentan otro tipo de formación.
Un caso es el de Gisela Ofelio Caballero Lara, directora de Seguimiento Institucional y Control de Acuerdos, con un perfil más cercano a los que el presidente López Obrador considera sus adversarios. En su currículum de LinkedIn indica que es politóloga y fue asesora en la campaña presidencial de Margarita Zavala. También fue asesora en la dirección general de Coparmex, con Gustavo de Hoyos.
Antes trabajó en la Cancillería, al lado del equipo de otro presidenciable, José Antonio Meade. Su labor fue la de investigar y elaborar reportes sobre los candidatos a ocupar puestos de embajadores y cónsules. La ahora encargada del equipamiento médico y proyectos especiales del instituto, Sonia Tavera Martínez, es una especialista en uniones de crédito que laboró en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Mientras que el coordinador de Financiamiento, Joaquín Valente Paredes Naranjo, cuenta con una maestría en Ciencias de la Computación y se desempeñó, entre otros cargos, como asistente del vicepresidente del entonces grupo Banamex, encabezado por el empresario Roberto Hernández.
ANDRÉS CASTAÑEDA COORDINADOR DEL COLECTIVO CERO DESABASTO El problema real es que existe más un dejo político que técnico en la integración de quienes encabezan el instituto”
MALAQUÍAS LÓPEZ CERVANTES INTEGRANTE DE LA COMISIÓN PARA LA ATENCIÓN DEL CORONAVIRUS UNAM (En el Insabi) se buscó lealtad y no competencia. Se trajo a gente que no tiene idea de lo que se requiere en términos de salud”
Fuera del Grupo Tabasco, en la dirección del Insabi también figuran otros funcionarios ajenos al campo de la salud