El Sol de Mexico

Ya viene el sablazo fiscal (a cambio de qué)

Sí, el Gobierno está urgido de recursos. Pero antes de cobrar más impuestos debe compromete­rse a gastar mejor nuestros recursos.

- MARIANA CAMPOS Coordinado­ra del programa de Gasto Público en México Evalúa

Sí, también: es necesario asignar más recursos a la salud y a la inversión pública para lidiar con la pandemia e impulsar la recuperaci­ón económica. Sin embargo, es necesario acompañar estos cambios con otros, que logren apuntalar la gobernanza del gasto público: eliminar gasto en programas y proyectos que no demuestren sus sociorrent­abilidad e instaurar mecanismos que ayuden a garantizar que el gasto se asigne a los fines comprometi­dos.

Analicemos primero el gasto en salud. Aunque el acceso a la salud es un derecho humano, se maneja como una prestación laboral, lo que genera desigualda­d social. El gasto per cápita es mayor para la población con seguridad social (45 por ciento); otra parte de la población (27 por ciento) accede al Insabi (con un cuadro de beneficios que no es equiparabl­e al de los sistemas de seguridad social). El 26 por ciento simplement­e no tiene acceso a los servicios de salud.

Ante este panorama deberíamos proponerno­s lograr un mayor presupuest­o para garantizar que toda la población, sin distinción de su estatus laboral, goce de este derecho humano. Pero la tendencia va en sentido contrario: el presupuest­o en salud ha sufrido recortes y subejercic­ios, en especial en los últimos años. La afectación ha sido más severa en la Secretaría de Salud. Lamentable­mente, hay poca rendición de cuentas al respecto.

Así, es necesario etiquetar en ley los ingresos que se usarán para financiar el gasto público para la salud, así como generar más instrument­os de control democrátic­o del gasto público. Las reduccione­s en el monto total del presupuest­o de salud, por institució­n y del gasto federaliza­do, deben ser explicadas frente a la Cámara, y también deben ser autorizada­s/ resueltas por esta soberanía. Algo obvio,

Ante este panorama deberíamos proponerno­s lograr un mayor presupuest­o para garantizar que toda la población, sin distinción de su estatus laboral, goce de este derecho humano. Pero la tendencia va en sentido contrario: el presupuest­o en salud ha sufrido recortes y subejercic­ios, en especial en los últimos años. La afectación ha sido más severa en la Secretaría de Salud. Lamentable­mente, hay poca rendición de cuentas al respecto.

El gasto en inversión pública tampoco es prioridad en el presupuest­o. Para resarcir nuestra brecha de infraestru­ctura deberíamos gastar más del doble de lo que hacemos. Otro problema, que debilita aún más la inversión pública en servicios públicos como salud, educación, agua y transporte, es la concentrac­ión de la inversión en el sector de hidrocarbu­ros (Pemex).

pero que no ha pasado, es la creación de nuevos anexos en el PEF; informes de Hacienda y Cuenta Pública que transparen­ten el gasto específico que se ha asignado para la atención de la pandemia.

El gasto en inversión pública tampoco es prioridad en el presupuest­o. Para resarcir nuestra brecha de infraestru­ctura deberíamos gastar más del doble de lo que hacemos. Otro problema, que debilita aún más la inversión pública en servicios públicos como salud, educación, agua y transporte, es la concentrac­ión de la inversión en el sector de hidrocarbu­ros (Pemex). Por ello, es muy importante no sólo elevar el gasto público en infraestru­ctura, sino también atraer más recursos del sector privado. Por desgracia, la contrarref­orma energética hace justo lo contrario: regresar al modelo de monopolios estatales, que tantas cargas al erario ha generado.

La planeación de los proyectos de inversión, por lo demás, es deficiente: de corto plazo y de corte político. Es imperante crear y transparen­tar los procesos de planeación y selección de los proyectos públicos de infraestru­ctura, y contar con un órgano profesiona­l, técnico y especializ­ado que elabore un plan de mediano y largo plazo, en conjunto con las dependenci­as de la administra­ción central. Además, los proyectos de inversión deberían ser calificado­s antes de enviarse a la Cámara de Diputados para su aprobación.

Éstas, entre otras, son medidas de gobernanza con las que México Evalúa busca una mayor transparen­cia en la toma decisiones del gasto público, que se podrían complement­ar con un Semáforo de Desempeño que muestre de manera didáctica la actuación de los programas presupuest­arios y ayude al público y a los legislador­es a decidir a qué tipo de programas se les asigna gasto. Además, proponemos un ranking de entes públicos para medir cuáles extienden contratos en condicione­s de competenci­a económica.

Este 14 de abril comienza la discusión sobre gasto público en la mesa de trabajo para la Transición Hacendaria, la cual está integrada por legislador­es de distintos partidos políticos. Los ojos de los medios de comunicaci­ón, líderes de opinión y organizaci­ones de la sociedad civil deben estar puestos ahí.

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