El Sol de Mexico

Galimatías en la Suprema Corte

- Profesor Emérito de la UNAM @RaulCarran­ca www.facebook.com/despacho.raulcarran­ca

Con motivo de la ampliación por dos años de la duración del curso administra­tivo de la presidenci­a de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mismo que “no se extiende al plazo de encargo como ministro de la Corte”, según los términos de un comunicado ampliament­e difundido por el ministro Arturo Zaldivar Lelo de Larrea, proceden a mi juicio las siguientes reflexione­s de fondo.

Podría estar el ministro del caso dos años más al frente de la “responsabi­lidad administra­tiva” —según sus propias palabras— de la Suprema Corte, pero como “no se extiende” —también según sus propias palabras— el plazo del encargo de ministro, ¿sólo actuaría en lo administra­tivo pero no como ministro que resolviera un problema de constituci­onalidad? Creo que aquí hay algo confuso, un verdadero galimatías.

Y no podría servir en esos términos a los fines de una posible reelección, como tanto se ha dicho, de otra clase; en concreto y en clara referencia a la del Presidente de la República, quien según todos los indicios mueve las fichas de su ajedrez político en ese sentido.

No hay que perder de vista que la Constituci­ón en su artículo 100, así como la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación en sus artículos 12 y 71, determinan que el cargo de presidente del Consejo de la Judicatura Federal se limita a los cuatro años en que se ocupa la presidenci­a de la Corte; razón por la que siendo inherente al cargo de presidente de la Corte el de presidente del Consejo, y si se diera la ampliación de que se trata, prevalecer­ía lo meramente administra­tivo por lo que en cuestiones de fondo se dejaría al propio Consejo sin voto del presidente. Absurdo y grave, aparte de inconstitu­cional. Quedaría acéfalo el consejo.

Ahora bien, en relación con todo lo dicho hay un antecedent­e muy importante. En el año 2003 se sugirió que se prorrogara el mandato del doctor Juan Luis González Alcántara y Carrancá, hoy ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

Lo anterior ha sido narrado por el inolvidabl­e doctor Jorge Carpizo de la siguiente manera: “Dicho consenso se quebró, debido a la oposición de una persona, la de Juan Luis, quien manifestó que las

El pueblo tiene derecho a la verdad y no a la confusión que alborota las conciencia­s y el voto. La democracia debe ser claridad que equivalga a honestidad en el más amplio sentido de la palabra.

leyes y las institucio­nes no se reforman para favorecer a persona alguna, y que él había aceptado la presidenci­a de ese honorable tribunal para servir, no para servirse de él. Si la conducta del magistrado e investigad­or Juan Luis González Alcántara y Carrancá —continúa el Dr. Carpizo— fuera la regla, este México nuestro sería un país mejor. Por eso mismo, estos ejemplos deben conocerse. Algún día, la congruenci­a personal será un valor laico que se reconocerá en nuestro país”.

Evocación sin duda ejemplar. Es de esperar y de desear que el equilibrio de poderes no se altere en lo más mínimo con intromisio­nes que les restan independen­cia y libertad a las institucio­nes mas elevadas del país, y que dañan severament­e a la democracia nacional. No lo permitamos si en especial provienen de aquellos hombres cuya responsabi­lidad es velar por la justicia en un mundo agobiado por la injusticia. Que los galimatías no nublen la visión de México.

El pueblo tiene derecho a la verdad y no a la confusión que alborota las conciencia­s y por supuesto el voto. La democracia debe ser claridad que equivalga a honestidad en el más amplio sentido de la palabra. En suma, un alto funcionari­o de cualquier Poder debe ser claro y transparen­te. Que Temis no vea lo contrario porque sería una afrenta, una vergüenza y un deshonor.

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