El Sol de Mexico

José Luis de la Cruz

- JOSÉ LUIS DE LA CRUZ

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha presentado el Índice de Rezago Social, una métrica que permite observar la precarizac­ión que enfrentan los hogares mexicanos en aspectos esenciales como el acceso a los servicios de salud, educación y calidad de la vivienda.

El Coneval precisa que no se le debe considerar como una medición de la pobreza multidimen­sional, porque no incorpora la dimensión del ingreso monetario.

No obstante, la informació­n del Índice de Rezago Social complement­a lo que el Inegi y el IMSS han adelantado a través de sus informes sobre la situación del mercado laboral: la crisis asociada al Covid19 potenció los factores causales de la pobreza.

Ya se conoce la reducción de empleo entre abril y septiembre del 2020: en el peor momento de la pandemia se perdieron 12 millones de fuentes de trabajo. Aún existe el pendiente de recuperar dos millones de ese total.

De igual forma se cuenta con estadístic­as oficiales que muestran una generación de nuevas fuentes de trabajo con un ingreso económico inferior a tres salarios mínimos y la reducción de empleo que paga más de cinco salarios mínimos. Lo anterior constituye un primer elemento para el incremento en los niveles de pobreza.

La fragilidad del mercado laboral tiene otra consecuenc­ia: de acuerdo con el Coneval, en 2020 existía 26.2% de “población sin derechohab­iencia a servicios de salud”. En 2015 la proporción fue de 17.3%.

¿Cuál es la implicació­n de lo descrito? En 2015 había 20.6 millones de mexicanos con el problema de acceso a servicios de salud. En 2020, la cifra se elevó a casi 33 millones. El aumento en esta dimensión de precarizac­ión se dio en todos lo estados del país: Tabasco, Chiapas, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Oaxaca y Michoacán reportaron los mayores aumentos, siendo el último caso el más delicado, porque 37.6% de su población enfrenta restriccio­nes para acceder a los servicios de salud.

¿Por qué se presentó dicho deterioro? Una de las razones radica en la precarizac­ión del mercado laboral formal: la pérdida de empleo tiene la consecuenc­ia, para los trabajador­es y sus familias, de perder el derecho de ser atendido en institucio­nes de salud pública. De acuerdo con las cifras del IMSS y el Inegi, hasta marzo de 2021 persiste el rezago en la materia.

A nivel estatal, el Índice de Rezago Social se elevó en 13 entidades, reflejando un deterioro en la calidad de vida. El mayor incremento en el rezago se dio en Chiapas, Tabasco, la Ciudad de México, Jalisco, Estado de México, Baja California, Tlaxcala y Nuevo León: se presentó un deterioro social tanto en algunos de los estados más pobres como en los que son el motor de crecimient­o. Cuando considera que Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán tienen a más de 40% de su población con estudios de primaria incompleto­s, se puede inferir la tarea histórica por realizar en materia económica y social; un desafío que fue exacerbado por la recesión del Covid19.

En 2021 se conocerá con más precisión la situación de la pobreza. En otros sexenios la respuesta fue ampliar el gasto social asistencia­l. La crisis del Covid19 mostró la fragilidad de esa estrategia. La alternativ­a es fortalecer la salud del mercado laboral con mayor inversión productiva, empleo formal, educación de calidad, crecimient­o y productivi­dad, pendientes no atendidos en 40 años.

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