Ciudad al aire libre
Recientemente se anunció que el programa “Ciudad al aire libre” de la CdMx será permanente y no sólo una respuesta provisional a la necesidad de que los comercios dedicados a la venta de alimentos preparados pudieran contar con esa opción para disminuir las bajas ventas que causó la pandemia, aunque este programa es exclusivamente para la Ciudad de México pudiera ser replicado en el resto del país, donde las cifras de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) revelaron que sus agremiados han tenido que cerrar 20 por ciento de sus negocios, es decir, alrededor de 120 mil giros a nivel nacional, lo que ha llevado a la pérdida de alrededor de 400 mil empleos, debido a este programa es que algunos restauranteros ven con buenos ojos que se deje de forma permanente.
Considero importante hacer una introspección de lo que significa tener este programa de “Ciudad al aire libre”, y por lo mismo habría que entender que implicará que los ciudadanos transitemos por banquetas y arroyos vehiculares que estarán ocupados por establecimientos que si bien estarán regulados en cuanto a su permanencia, sobre todo que sus enseres sean desmontables para poder adaptarse de la mejor manera a su entorno, no evitarán molestias, sobre todo a los vecinos de cada zona, y a quienes transitan por esos espacios.
Resulta importante que tanto los comerciantes como los ciudadanos aprendamos a tener este nuevo tipo de convivencia social, el factor principal será la manera como los comerciantes respeten la reglamentación y se sujeten a los horarios permitidos, teniendo por sobre todas las cosas, un profundo respeto por su entorno, tal cual lo vemos en muchas ciudades del mundo donde incluso este tipo de espacios urbanos generan un alto tráfico de visitantes locales y extranjeros, generando una economía importante que resulta de beneficio para todos.
Paradójicamente este tipo de uso del espacio urbano nos muestra el reflejo de nuestra sociedad, dado que si bien es cierto distintas áreas urbanas se convierten en espacios destinados a la alimentación y al esparcimiento, donde incluso podemos ver distintos tipos de ocasión de visita como comidas de negocio, reuniones familiares, comensales aprovechando el momento para trabajar a distancia ahora que no esto no sólo se ha puesto de moda, sino que se ha convertido en una necesidad para mucha gente, dando lugar también a reuniones de amigos que tienen necesidad no sólo de alimentación, sino de fortalecer los lazos que durante los últimos meses se han visto restringidos y otros motivos de visita; sin embargo, hemos visto como la delincuencia ha empezado a hacer de las suyas y se han aprovechado de los comensales que están indefensos en la vía pública. Por ello, considero que, así como se dan permisos de operación por parte de la autoridad, de la misma forma debiera venir un compromiso para salvaguardar la seguridad.
Como quiera que sea, celebro la intención de ambas partes, gobierno y sociedad, por llevar a buen puerto este gran proyecto, de alguna forma se han visto disruptivos, con deseos de reinventarnos para mejorar día a día como sociedad, y en este mundo que se ha vuelto intensivo en tecnología, con un aumento exponencial en interacciones digitales que nos convierten prácticamente en simples emisores y receptores, se vuelve imperativo volver a tener espacios para la interacción, de alguna forma, con estos espacios se levanta la voz a favor del humanismo.