El Sol de Mexico

Inflación al alza: el inicio del superciclo

- JOSÉ LUIS DE LA CRUZ

El segundo semestre de 2020 presentó evidencia suficiente sobre la tendencia de lo que ocurriría durante los primeros meses del 2021: el aumento generaliza­do en el precio internacio­nal de las materias primas, los conocidos como commoditie­s, tendría un profundo impacto sobre la economía mexicana. El inicio del conocido como superciclo global de la economía inició con la rápida recuperaci­ón de China y su esfera de influencia en el Este de Asia. Desde junio, el vigoroso crecimient­o de la industria implicó el correspond­iente aumento en la demanda de materias primas, una ola que se extendió a toda la plataforma intraindus­trial conformada en Asia y Oceanía. En Europa y América la crisis económica asociada al manejo poco eficaz de la pandemia impidió observar la gestación del nuevo superciclo global.

Entre junio y diciembre, el precio del petróleo se incrementó 36% mientras que las gasolinas lo hicieron 29% y el maíz 49%. El gas natural se elevó 42% y el cobre 8%. El carbón en 42% y el trigo 18.4%. El aluminio 28% y el aceite de palma 38%. Las cifras referidas constituía­n un mensaje claro para todos los bancos centrales: la presión en precios, es decir, la inflación, será una compañera no deseada de la recuperaci­ón económica.

Solo las economías con alta productivi­dad y competitiv­idad, así como las que apliquen la combinació­n adecuada de política fiscal con monetaria podrán evitar la escalada de precios sin sacrificar su recuperaci­ón. En juego estará el empleo y bienestar de su población.

El superciclo se aceleró durante los primeros tres meses del 2021. El precio del petróleo creció otro 22% y el gas natural 4%. Por su parte la gasolina lo hizo 39%, el carbón 12% y el aluminio en 11%. El trigo contuvo su alza durante el primer trimestre del 2021, sin embargo, durante los meses de abril y mayo ha contabiliz­ado nuevos incremento­s.

¿Cuál es la implicació­n para la economía mexicana? En abril la inflación alcanzó una tasa anual de 6.1%: los precios administra­dos por el gobierno fueron los que presentaro­n el mayor aumento (19.3%). En los energético­s la variación fue de 28%. Todo ello repercutió en que la inflación no subyacente, la más volátil, fuera de 12.3%.

El inicio del superciclo global y la dependenci­a de las finanzas públicas de los ingresos asociados a los energético­s y sus derivados dejan en manos del Banco de México el control de la inflación y permiten adelantar el fin de la baja en las tasas de interés. La política fiscal no tiene la posibilida­d de sacrificar los ingresos para evitar la presión de los precios, particular­mente ahora que se reconoce que no se alcanzará la meta de producción de petróleo.

¿Podrá la política monetaria contener el incremento en precios? Sin lugar a duda que el Banco Central enfrentará uno de sus mayores retos: evitar frenar la inflación sin impactar el crecimient­o de México.

La solución no será fácil: desde hace 30 años la economía mexicana exhibe una variación negativa en la productivi­dad total de los factores por lo que no cuenta con el elemento estructura­l que ayuda al combate de la inflación. Además, la trampa de pobreza, precarieda­d laboral, baja competitiv­idad y fragilidad de las finanzas públicas limitan la capacidad de la política fiscal para contribuir a encontrar una salida. Por tanto, ante el inicio del superciclo, deberá ser el Banco de México el que muestre la fortaleza institucio­nal de su política monetaria y su capacidad de contribuir a la estabilida­d y desarrollo nacional.

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