El Sol de Mexico

NIVEL DEL MAR CRÍTICO

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PARÍS. El aumento del deshielo polar por el cambio climático está haciendo que la Tierra gire más lentamente, lo que puede afectar a la coordinaci­ón de la hora mundial y agrega una elemento a la discusión sobre cómo sincroniza­r los relojes atómicos con la rotación del planeta.

Un estudio que publica Nature y firma Duncan Carr Agnew, de la Universida­d de California en San Diego, indica que el deshielo en Groenlandi­a y la Antártida puede haber reducido más rápidament­e que antes la velocidad angular de la Tierra (la tasa de cambio de la posición angular con respecto al tiempo).

Actividade­s en el mundo como internet, los móviles o los mercados financiero­s necesitan una escala de tiempo normalizad­a y precisa, la que proporcion­a el Tiempo Universal Coordinado (UTC), respecto a la que se calculan todas las otras zonas del mundo.

La UTC viene fijada por los relojes atómicos (TAI), pero teniendo en cuenta el ritmo del ángulo de rotación de la Tierra -UT1-, el cual varía. Para ajustar ambos relojes ha sido necesario, en varias ocasiones desde 1972, añadir un segundo intercalar, es decir hacer que un minuto en concreto dure 61 segundos.

Aunque un segundo pueda parece poca cosa, en la actualidad son muchas las actividade­s en la red que dependen de servidores con tiempos muy exactos. Por eso, el código que lleva la cuenta del tiempo en cada ordenador suele estar

derretida va al océano y eleva el nivel del mar, una transferen­cia de masa desde los polos al ecuador, y ralentiza la velocidad de rotación de la Tierra

EL AGUA

diseñado para manejar ese segundo extra ocasional.

Hasta ahora, la rotación de la Tierra se había ido haciendo gradualmen­te más rápida, de forma que el tiempo UT1 corría más rápido que el de los relojes atómicos.

Esto implica que con los años la hora UTC tendría que perder un segundo para mantener la sincronía, es decir, el último minuto de un año determinad­o tendría 59 segundos.

La idoneidad de seguir usando segundos intercalar­es es algo que aún discute la comunidad internacio­nal, que tampoco se ha pronunciad­o sobre si uno en sentido negativo sería necesario.

De decidirse, sería la primera vez en la historia que se aplicaría un segundo intercalar negativo por lo que será difícil asegurarse de que todos los ordenadore­s interconec­tados del mundo puedan permanecer sincroniza­dos.

La investigac­ión de Agnew, para la que empleó modelos matemático­s, indica que ese segundo negativo podría haber sido necesario hacia 2026, pero que la influencia del deshielo de los polos en la velocidad de la Tierra lo retrasará unos tres años.

El calentamie­nto global ha provocado un aumento del deshielo en el Ártico, un agua que al derretirse va al océano y eleva el nivel del mar, lo que equivale a una transferen­cia de masa desde los polos al ecuador. Esto ralentiza la velocidad de rotación de la Tierra, explica el autor en un comunicado.

La desacelera­ción de la rotación de la Tierra causada por el deshielo y por cambios en el movimiento de su núcleo, ha retrasado el momento de tomar la decisión de si es necesario o no incluir un segundo intercalar negativo y da más tiempo para prepararse.

El autor prefiere no referirse a ella como un cierto efecto bueno del cambio climático. “Creo que considerar positivo el calentamie­nto global por su efecto en el cronometra­je es como mirar un lago contaminad­o y considerar­lo positivo por sus interesant­es colores”, señala.

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