Una vida plena
Mi nombre es Ernesto O. soy originario de la ciudad de Navolato Sinaloa, recuerdo que mi infancia fue feliz armoniosa, en ese tiempo yo cursaba la escuela primaria y me gustaba mucho asistir a clases llevaba una vida muy tranquila y feliz con mis padres y mis hermanos, recuerdo que los fines de semana nos llevaban a las playas y en algunas otras ocasiones a los parque recreativos, yo soy el segundo hijo, en realidad en ese entonces todo era felicidad, pero al cursar el sexto año de primaria tuve un cambio muy radical en mi vida porque empezaba a ver a las personas en la esquina consumiendo marihuana pasándosela muy alegres y veía que no tenían ningún problema entro en mi una curiosidad por saber y sentir lo que ellos experimentaban al consumir, quise sentir lo mismo que ellos, entonces cuando dos compañeros de mi escuela y yo conseguimos un cigarrillo de marihuana lo prendimos y al empezar a fumarlo, sentí una sensación muy rara dentro de mí, que en su momento me agrado pero al llegar a mi casa y al darse cuenta mis padres de haber llegado descontrolado emocionalmente me hizo algunas preguntas, por ejemplo por qué llegue así o que era lo que me pasaba, pero al verme los ojos rojos y una risa que no paraba, empezó a regañarme y a golpearme con un cinturón, fue cuando el quiso orientarme y yo ya no quise escucharlo porque ya estaba muy enojado, lleno de impotencia empecé a crear resentimientos en contra del y al ver el que yo ya no respondía positivamente se enojó tanto que me tuvo que correr de la casa, yo tenía apenas 12 años en ese entonces y me fui de la casa hacia la capital sinaloense que es Culiacán Sinaloa, en ese entonces empecé a experimentar con el consumo de heroína y una vez que probé esa sustancia, hizo que me olvidara de todos mis problemas y del sufrimiento que yo tenía junto con el resentimiento que había criado en contra de mi padre, fue cuando ya no pude desprenderme de esa sustancia porque cada vez que me inyectaba heroína hacia que me olvidara de todo hasta de mí mismo, fue entonces que durante 27 años de mi vida levante un fondo de sufrimiento lleno de dolor, de fracasos, el empezar a juntarme con pandilleros, personas que me manipularon al llegar al grado que una de esas personas abuso físicamente de mí, cuando tuve esa experiencia sentí que mi vida ya no valía nada, me llene de impotencia que quería regresar con mi familia, pero los resentimientos que había creado con mis padres y los golpes de la vida que yo mismo me había buscado al tomar la decisión de drogarme y alcoholizarme, me alejaban más de sentir que mi familia me quisiera, porque ya estaba muy dañado mentalmente, emocionalmente y en lo sentimental, porque la adicción ya me había vuelto un monstruo destructor y una persona que no podía manipular mis propios sentimientos. Porque mis pensamientos y mi persona lo único que quería era drogarse hasta llegar al grado de vivir para drogarme y a la vez me tenía que drogar para vivir en mis noches de desespero, siempre le pedía ayuda a Dios que me ayudara a salir de ese hoyo tan profundo y negro, así pasaron muchos años hasta que un día mi Dios me escucho, fue entonces cuando puso en mi camino conductos que fueron personas muy buenas y amables de buen corazón y buenos sentimientos, que hasta el día de hoy me siento muy agradecido primeramente con Dios y con las personas que son del centro de rehabilitación de Navolato y también del centro CRREAD de Parral Chihuahua, y hasta el día de hoy son los conductos que me impulsan a seguir adelante en mi recuperación, porque todos ellos han sido y siguen siendo mi aliento para que yo me dé cuenta de que mi vida si vale y gracias a todos ellos hoy ya no vivo con resentimientos ni frustraciones porque me han enseñado a vivir una vida plena y feliz y buscar un mejor estilo de vida gracias CRREAD.
•Casa Hogar CRREAD de Parral, A.C. Km. 1 Carr. a la Esmeralda s.n. Fracc. Sto. Tomás Hgo. Del Parral, Chih. Tels. 5256332 y 5257037