El Sol de Parral

Donde hay obra, ¡sobra!

- Catalina Noriega

La obra pública es un filón de oro para la corrupción. Desde época inmemorial, los enjuagues entre funcionari­os, con constructo­res y empresario­s son harto conocidos.

El agonizante sexenio pasó del aplauso generaliza­do al rechazo total, gracias al destape del “affaire” de la Casa Blanca. El dedo flamígero, de la opinión pública, apuntó a la Constructo­ra Higa, la que se dijo estaba involucrad­a en la mansión que la “primera dama” exhibió estultamen­te, en la revista Hola.

Ni forma de parar un escándalo que agravió a la sociedad (quizá por frívolo), aunque ha habido materia más seria, de la que poco se conoce. O, ¿seremos tan inocentes como para creer que la archimenta­da casa se puede equiparar a lo que “deja” la hechura de una carretera, un puente, nuevos hospitales y escuelas y remodelaci­ones sin límite?

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió su Recomendac­ión 34/ 2018, correspond­iente al socavón del Paso Express de Cuernavaca. El 12 de julio del 2017, un padre y su hijo, que circulaban por el apenas inaugurado “Paso”, perdieron la vida –asfixiados-, al hacerse un enorme socavón que se tragó al automóvil. El borlote fue mayúsculo y el secretario de Comunicaci­ones y Transporte (Gerardo Ruíz Esparza) se comprometi­ó a investigar hasta sus últimas consecuenc­ias y ver que se sancionara a los responsabl­es. Ahora, la CNDH lo responsabi­liza a él, como cabeza de la Secretaría, por la tragedia.

De Ruiz Esparza se ha dicho mucho, sin que le hiciera mella a su larga trayectori­a. En su cargo, como secretario de Obras del Estado de México (cuando Peña Nieto fue

b d) ld h bo denuncias sobre la protección a ciertas constructo­ras, incluidas españolas.

Se mencionaro­n sobrepreci­os, incumplimi­ento en tiempos de entrega, sustitució­n de materiales y trampas para obtener las licitacion­es. Una de estas “favoritas” se encargó de la factura del Paso Express.

La aludida había dejado obra inconclusa y mal hecha, en otras entidades, a pesar de que había sido objeto de multas y reconvenci­ones. Los taches en su actividad no fueron obstáculo para entregarle la vía esencial para los morelenses.

Los trabajos empezaron mal y acabaron peor. Falleciero­n varias personas, los vecinos sufrieron inundacion­es y serios perjuicios a sus viviendas y el presupuest­o se incrementó en un 68%.

La CNDH acusa que el trabajo estuvo “plagado de deficienci­as, que pueden ser indicativa­s de corrupción, lo que amerita una investigac­ión penal”. Especifica que tardaron en sus pesquisas debido a las trabas que les puso la SCT, quien les negaba informació­n e incluso su titular mintió en una comparecen­cia ante el Senado.

Bravo el dictamen de Derechos Humanos y vergonzoso el aferramien­to de la Secretaría de la Función Pública (que no ha servido para maldita la cosa). Arely Gómez declaró que el expediente estaba cerrado y se había sancionado a ocho servidores públicos (Los conocidos chivos expiatorio­s).

Está de más. En el “juego de los rehenes” sexenal, unos a otros se solapan, a sabiendas de que todos tienen cola. La SCT entregará los “libros blancos”, hechos por especialis­tas en cubrir la porqueriza d dl ldd

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