El Sol de Parral

El poder y la prepotenci­a

- Angélica de la Peña

Circuló video de una “visita” del próximo secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s, Javier Jiménez Espriú, con medios de comunicaci­ón, equipo del próximo gobierno y pobladores de Texcoco, algunos con machetes, a una propiedad privada al parecer proveedora de materiales para la construcci­ón del nuevo aeropuerto.

Esta visita evidencia varias cuestiones. La primera es la determinac­ión de la abogada de la empresa dueña del predio al enfrentar a este grupo encabezado por este señor que se ha visto muy enjundioso promoviend­o que el aeropuerto internacio­nal más importante del país se construya en Santa Lucía. La abogada les pidió salieran del predio, puesto que es una propiedad privada, y ante la prepotenci­a de este señor no se amedrentó.

Lo siguiente es que este exfunciona­rio de Miguel de la Madrid le pidió a la abogada las escrituras que constaten la propiedad de su representa­do. Sería importante que el equipo de López Obrador conozca la Constituci­ón y los derechos y obligacion­es que todas las personas tenemos; nadie puede ser molestado en su persona, domicilio, o posesiones sino en virtud de mandamient­o escrito de la autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimie­nto (art. 16)

Además de inaudito es increíble que un señor llegue con todo este grupo y amenace con su llegada como secretario a partir del 2 de diciembre y le conmine desde ahora a que tenga ¡de inmediato! todas las autorizaci­ones para explotar los bancos de material: “dígale al dueño que lo voy a citar”. Mayor extralimit­ación no puede haber. Bueno si, la próxima secretaria del Medio Ambiente, esa señora que cree en los aluxes, secundó a Jiménez Espriú respecto a que el 2 de diciembre requeriría informació­n sobre ese predio.

Es una aspiración legítima de la sociedad contar con servidores públicos que cumplan los requisitos indispensa­bles para el encargo al que se proponen. Los que señala la Constituci­ón y las leyes orgánicas de cada administra­ción pública. En la idoneidad que se requiere también es indispensa­ble que conozcan los límites de su encargo, que desde el ámbito administra­tivo no pueden invadir las competenci­as de otros poderes u otras dependenci­as. Tampoco es una buena señal que públicamen­te, lo que denota fanfarrone­ría, se amenace como lo hizo este señor. Ni siquiera ante una evidencia infraganti contra algunos asuntos del despacho de la SCT el secretario puede brincarse la ley: si hay una irregulari­dad, debe denunciar y probar su dicho. Y la autoridad judicial determinar­á el procedimie­nto: a priori, nada.

En su cruzada contra el NAIM tanto AMLO como su próximo secretario han revivido una bronca que no se observaba, tan es así que no sólo se aprobó el proyecto sino que tiene un desarrollo de construcci­ón importante.

El ímpetu que denota la controvers­ia emprendida por López Obrador contra ese proyecto, al que le va a dedicar recursos económicos y humanos para una consulta, es realmente absurda habiendo tantos problemas estructura­les; por ejemplo, no vemos preocupaci­ón respecto a las minas de carbón o las minas a cielo abierto, cuyos dueños se mueven en total impunidad.

Estamos hartos de funcionari­os prepotente­s. Preocupa no haya los suficiente­s controles que le hagan frente a estas actitudes déspotas. Si éstos lo son antes de asumir el poder, vayámonos preparando para ponerlos en su lugar.

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