El Sol de Parral

A. Gutiérrez

- Adalberto Gutiérrez TODO EL MUNDO ES TU MAESTRO

Momentos para celebrar las flores, sus colores y aromas, la poesía, las mujeres, la tierra, la vida… Recibimos el equinoccio de marzo, que da inicio a la primavera, tiene lugar entre los días 20 y 21 de marzo en el hemisferio norte y los días 22 y 23 de septiembre en el hemisferio sur. Acabamos de pasar un momento del año en que el día y la noche tienen la misma duración debido a que el sol se encuentra sobre el ecuador del planeta tierra. Lo que da una sensación de equilibrio, un momento donde la dualidad no existe y abre paso a la luz. “Los equinoccio­s marcan el equilibrio, la palabra proviene del latín que significa noche igual. El día y la noche duran lo mismo, se cancela por un instante la dualidad, solo para proseguir el eterno juego polar del ocultamien­to y la revelación.”

El equinoccio de la primavera es relacionad­o en muchas culturas y durante siglos, con el renacimien­to. Marca el inicio de la temporada de crecimient­o y reverdecer de la naturaleza. De allí fiestas como la de la Pascua, los huevos y los conejos, símbolos de fertilidad por excelencia. Los movimiento­s del sol, han marcado la vida en este planeta, por lo que alrededor de estas fechas naturalmen­te se congregan una gran cantidad de fiestas religiosas, ricas en una enorme cantidad de símbolos. El pensamient­o del ser humano inicia observando los ciclos naturales y de las relaciones entre la tierra y el cielo, a partir de la naturaleza hemos estado constantem­ente intentando entender la nuestra. Los ciclos, el renacer nos dan una clara visión de nuestros propios renacimien­tos eternos. De nuestros ciclos, que debemos ir cerrando para ir dando paso a los siguientes.

La religión de la naturaleza que tenía en el Sol a su máximo emblema de la divinidad, vio en los movimiento­s del sol y sus efectos en la tierra la revelación de las leyes esenciales de la vida: Un tiempo para cosechar, tiempo para reunir, tiempo para el reposo, tiempos donde había más energía y habría que cuidarla. El tiempo se revela como un ritmo. Los filósofos pitagórico­s, pensaron también que el alma era un ritmo y, que el tono y el tónico esencial del alma es el sol. La primavera marca el inicio, la renovación de la vitalidad. Los árboles muertos, empiezan nuevamente a cobrar vida, los campos, los animales se aparean. Tomemos estas acciones de la naturaleza para equilibrar nuestras vidas, para renacer el sentido de la existencia, para florecer en los sentimient­os del amor, de la justicia.

Recibimos el equinoccio de marzo, que da inicio a la primavera, tiene lugar entre los días 20 y 21 de marzo en el hemisferio norte y los días 22 y 23 de septiembre en el hemisferio sur.

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