El Sol de Parral

Leonel Larios M.

- Leonel Larios Medina ENTRE VOCES

Una tragedia más en nuestro país, en la gran Ciudad de México. El día 3 de mayo las noticias nocturnas nos informaban del accidente del metro que dejó más de 20 víctimas y decenas de heridos. Mi oración y respeto por las víctimas y familiares que se quedan con el dolor.

“Caído el niño, se tapa el pozo”, es una frase muy conocida en la sabiduría popular. Cuando pasan los accidentes y sobre todo fatales, entonces empieza las pesquisas, las investigac­iones, las disculpas, peritajes y ningún “mea culpa”. Al final describe una falta de prevención, y es la suma de negligenci­as.

Por lo cercano del acontecimi­ento y antes de que le demos vuelta a la página, quiero hacer un breve análisis, sin ser juez, ni perito en el tema. Como ciudadano que mira críticamen­te los acontecimi­entos y la informació­n a mi alcance. Veamos en forma general tres actores sociales involucrad­os: Los constructo­res, los que mandaron construir y los que vieron la construcci­ón.

Los peritajes se lanzan a ver la historia y reportes o certificad­os que tristement­e en México están empañados de corrupción. No es raro pensar que hay papeles que no reflejan realidad, como reporte de facturas de cosas que no fueron compradas, la tinta no correspond­e a la piel, a lo real. Serán los expertos quienes deduzcan si el material fue el adecuado, los materiales resistente­s y si la obra estuvo bien hecha. No me extrañará que en esto el acusado sea el terremoto del 2019.

Los que mandaron construir tenían más interés político que ayudar a moverse de forma segura a la gente. Recuerdo que en varias ocasiones fui a la Ciudad de México y no podía usar esa línea porque estaba cerrada, los trenes no coincidían con las vías o por goteras tremendas que la inundaban y hacían inviable su operación.

Nadie podrá negar las fallas que siempre ha tenido esa línea de Metro que, aun así, en algunas ocasiones la utilicé de Parque de los Venados a Mixcoac, como millones

Cuando pasan los accidentes y sobre todo fatales, entonces empieza las pesquisas, las investigac­iones, las disculpas, peritajes y ningún “mea culpa”. Al final describe una falta de prevención, y es la suma de negligenci­as.

de ciudadanos que necesitan moverse por el transporte público. ¿Serán culpables los políticos? Son los más astutos para interpreta­r las cosas y escabullir­se entre los argumentos.

Los que vieron el puente pando desde meses atrás, aquellos que pasaban todos los días y subieron fotos a sus redes sociales ¿tienen culpa? Si no tienen toda la responsabi­lidad describen el silencio de muchos de nosotros que vemos caído al herido en el camino hacia Jericó, y pasamos de largo. Aquellos que decimos: “a otros les toca, que otros hablen, que otros hagan”. Somos muchos los que pasamos de largo ante injusticia­s o riesgos, pensando que otros resolverán lo que es riesgo para todos.

Hoy respecto de una obra pública, pero no solo en la construcci­ón sino en otras áreas de la vida. Me pregunto ¿fue suficiente subir la foto? ¿Por qué no hicieron manifestac­iones organizada­s? Y de nuevo una letanía de hubieras que no pueden hacer girar el reloj de forma inversa.

El dolor y la muerte siempre me cuestionan. Trato de aprender de cada acontecimi­ento y descubro que la indiferenc­ia a muchas cosas que pasan a mi alrededor me harán sentir culpable en el futuro. El uso o abuso que hago del agua, respecto a la sequía.

Ensuciar el mundo con esas pequeñas concesione­s del papel o bolsa tirada, o el no levantarla a mi paso. Las pequeñas cosas me harán parte y cómplice del problema, o será un granito más para ser parte de la solución. Te invito a no ser indiferent­e, a compromete­rte más en vez de andar buscando culpables.

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