Asesinan a Pancho Villa
El tiempo retrocedió 98 años con la tradicional escenificación de la muerte del "Centauro del Norte", como lo fue en aquella mañana del 20 de julio de 1923
En punto de las 11:00 de la mañana los jinetes comenzaron a galopar en sus caballos, las mujeres con sus enaguas corrían para tomar sus puestos, y retroceder 98 años de la historia, donde aquella mañana del 20 de julio de 1923 una emboscada marcó el final de la vida del General y el nacimiento de una leyenda. Esta escenificación durante 28 años ha sido el corazón de las Jornadas Villistas, y el atractivo de muchos turistas y parralenses que admiran la gran historia del Centauro del Norte.
Bajo una temperatura de 26 grados centígrados, personas sentadas en las gradas, en los escalones y otras tantas de pie, permanecieron durante alrededor de dos horas los espectadores que se dieron cita la mañana de este sábado para presenciar la tradicional representación de la muerte de Francisco Villa, a pesar de las condiciones climatológicas, el sol latente que pudiera volver incómodo el ambiente, no fue suficiente, ya que los parralenses, así como turistas atentos al evento, entre risas y aplausos abandonaron el lugar de la escena al término del acto.
Alrededor de las 10:00 de la mañana parralenses y visitantes de la ciudad, comenzaron a llegar al lugar donde se representaría la muerte de Francisco Villa, las inclemencias del clima no influyeron en los asistentes para declinar ante la decisión de asistir.
Ya que el calor, no contaba con la astucia de los espectadores, quienes portando su cubre bocas, y sus sombrillas pudieron mitigar el latente sol que inundaba las calles Juárez y Gabino Barreda, las cuales se encontraban totalmente cubiertas de tierra para remontarse en la historia, y que gracias a la escenificación, así como a los tradicionales corridos pudieron envolver al público en el acto.
En punto de las 11:00 de la mañana los jinetes comenzaron a galopar en sus caballos, las mujeres con sus enaguas corrían para tomar sus puestos, y retroceder 98 años de la historia, donde aquella mañana del 20 de julio de 1923 en que una emboscada marcó el final de la vida de Pancho Villa y el nacimiento de una leyenda.
La escenificación que durante 28 años ha sido el corazón de las Jornadas Villistas, y el atractivo de muchos turistas y parralenses que admiran a la gran leyenda del Centauro del Norte, mejor conocido como Francisco Villa.
La historia comenzó en el año 1894 donde Villa hiere mortalmente al patrón de las haciendas “Santa Isabel de los Berros” y “Gogojito”, Don Agustín López Negrete que en estado de embriaguez intento violar a Martina, la hermana menor de 12 años y con ello huye del lugar convertido en forajido a los 16 años.
En 1904 llega a Parral donde trabajó en una mina que pertenecía a Pedro Alvarado llamada “El Verde”, donde se lesionó una pierna y estuvo a punto de perderla, pero Don Pedro lo lleva con un médico para que lo cure y le de alimento, obteniendo así el respeto de Villa.
Los más de 30 actores que dan origen a la representación, pudieron mantener al público atento y a la expectativa de lo que iba a suceder, ya que a pesar del acordonamiento que se implementó debido a las medidas de prevención contra el Covid-19, hicieron que los asistentes se introdujeran en la historia.
Esta escenificación tuvo nuevas adaptaciones, ya que se introdujo escenas importantes como es el de Las Valentinas, para dar realce al papel de la mujer, se incluyó el personaje de Pedro Alvarado, quien influyó en la vida de Villa, ayudándolo cuando este padecía una herida en la pierna.
Al principio la representación duraba alrededor de 15 minutos, pero desde el año 2001 se configuró como una obra de teatro, la cual tiene una duración de dos horas y que durante un mes y medio los actores se preparan para satisfacer a los espectadores.
Murió en Hidalgo del Parral, Chihuahua, como Francisco Villa, el viernes 20 de julio de 1923 a las 8:00 horas y a la edad de 45 años.
Ese trágico día lo estaba esperando desde hacía tres meses en el tope de la Avenida Juárez, en dos cuartos marcados con el número 7, de la calle Gabino Barreda, 7 emboscados: Melitón Lozoya, José Sáenz Pardo, Librado Martínez y José Guerra, en uno, y en el otro Román Guerra, José Barraza y Ruperto Vara, todos con armas calibre 25-35, 30-40 y 45.
Había otro cómplice más, en la esquina del Callejón Tomás Meza y Avenida Juárez, un tal Juan López Sáenz, quien fingiéndose borracho indicaría el lugar que ocupaba Pancho Villa en el automóvil, pues la consigna era disparar primordialmente a él.
Aparte de este grupo contratado por Don Gabriel Chávez, el Coronel Félix C. Lara, comandante de la guarnición, tenía otro grupo también en acecho, un comando militar enviado de la metrópoli con armas calibre 50.