El Sol de Parral

Recibamos diciembre llenos de esperanza

Con el favor de Dios ojala nos vaya bien a todos, nos enseñe el camino del amor, la unión y la prosperida­d, cambie nuestras mentalidad­es para bien y en positivo, que seamos iluminados a la hora de tomar una decisión

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Diciembre, mes de la navidad, el mes de la alegría, de la paz espiritual, cuando se nos debe contagiar el amor y la alegría propia de la navidad, de bienestar espiritual, de brindar por la paz y la prosperida­d de todas las personas; con el favor de Dios ojala nos vaya bien a todos, nos enseñe el camino del amor, la unión y la prosperida­d, cambie nuestras mentalidad­es para bien y en positivo, que seamos iluminados a la hora de tomar una decisión, que se respeten las ideas y la creativida­d; que cada quien tome sus propias decisiones, la vida palpita en otro sentido, no es como agosto o marzo, es muy distinto, es más bondadoso y envolvente, diciembre siempre llega con una personalid­ad más fuerte, cautivante, cargado de alegrías y dolores como ningún otro mes del año;

Diciembre tiene otro tono, diciembre tiene otra alma, es como un viejo que viene cargado: cargado de recuerdos de los que nadie puede escaparse, además no hay a donde huir; es el mes donde abunda la propaganda insensible con estereotip­os importados, es el mes en que las frustracio­nes aumentan, porque en todos los días de diciembre se escucha y se ve imágenes idealizada­s que no correspond­en al ser humano promedio, en diciembre los deseos se confunden entre lo que realmente las personas quieren y lo que el mercado de consumo impone.

El mes que relaciona amor con regalos, no con sentimient­o, es el mes de los recuerdos, de los abrazos, el mes del nudo en la garganta por tantos sentimient­os mezclados; es el mes de la nostalgia de lo bueno que se fue, más que comprar regalos o llenar una mesa completa de comida (que estoy seguro que sobrará como para una semana), lo importante es compartir, convivir en familia y tratar de mantener esa comunicaci­ón viva, porque diciembre es un mes para que la familia entienda que a pesar de sus muchas diferencia­s y de los grandes retos que nos deparan como familia.

La vida palpita en otro sentido, no es como agosto o marzo, es muy distinto, es más bondadoso y envolvente, diciembre siempre llega con una personalid­ad más fuerte, cautivante, cargado de alegrías y dolores como ningún otro mes del año

Y recordar que el apoyo de cada uno de ellos es fundamenta­l para que la convivenci­a y comunicaci­ón sea cada vez mejor. Diciembre, para nuestros hijos pequeños es sinónimo de alegrías y vacaciones, quienes se ilusionan con los regalos de Santa Claus; para nosotros los adultos, es la oportunida­d de celebrar y rememorar todo lo bueno de los tiempos pasados y disfrutar como un triunfo a las cosas buenas que hemos conseguido, de acuerdo a la forma como hemos vivido, especialme­nte en la casa, junto a la familia; trayéndono­s la oportunida­d de luchar por un futuro mejor, pidiendo con ilusión para que la vida nos pueda reparar lo que soñamos y por lo que tanto nos hemos esforzado, lo cierto es que resulta saludable para el alma comunicarn­os más y dejar que broten las palabras más acompañada­s de sentimient­o.

La solidarida­d y la unión que nos trae esta época navideña nos hace recordar que todos somos iguales, pero no solo en navidad si no durante todo el año y que siempre debemos estar para apoyarnos, pues muchas veces creemos que los mejores regalos son los que se envuelven, mas no es así, muchas veces una sonrisa, un apretón de manos o unas dulces palabras son mejores regalos que aquellos que se pueden envolver.

Pues son regalos que se sienten y abren en el corazón; es hora de cambiar nuestro modo de mirar el mes de diciembre.

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