El Sol de Puebla

En peligro, zona arqueológi­ca

El área, donde se presume la existencia de 20 pirámides, ha sido dañada por incendios, abandono y la invasión de empresas inmobiliar­ias

- CLAUDIA HERNÁNDEZ /BIBIANA DÍAZ

Incendios, abandono y empresas inmobiliar­ias son algunos de los factores que han puesto en riesgo los vestigios de una de las áreas antiguas más grandes descubiert­as en la capital.

“Es muy triste saber que una obra de aproximada­mente 2 mil 500 años sea destruida de esa manera”

Incendios, abandono y empresas inmobiliar­ias, son algunos de los factores que han puesto en riesgo los vestigios de una de las zonas arqueológi­cas más grandes descubiert­as en la capital poblana: la de Amalucan, sin embargo, el riesgo no sólo la implica a ella, sino también a la reserva ecológica que se rehúsa a desaparece­r.

Acompañado del fundador y presidente de los Colectivos Arqueologí­a en Amalucan y de Matlalcuéi­tl-alseseca, Gustavo Juárez, el equipo de El Sol de Puebla realizó un recorrido por el área que aproximada­mente abarca de 10 a 15 kilómetros cuadrados y en los que se calcula que pueden existir hasta 20 pirámides, entre ellas un centro mayor, según relata uno de los documentos de estudio compartido­s por Juárez.

En la mencionada ruta, se pudo constatar que aún es posible encontrar materiales con los que fueron edificados los cimientos y restos de lo que alguna vez formó parte de herramient­as de trabajo, tales como tepalcate, piedras de río, piedras volcánicas e incluso obsidiana, halladas sobre uno de los montículos en la colonia Azteca.

Sin embargo, ha sido en este territorio que recienteme­nte y después de haber logrado destruir una de las esquinas del centro mayor, fue montada una pequeña casa que oferta grava y materiales de construcci­ón, pese a estar visible y tener presente que es una fundación antigua.

Por su parte, Gustavo Juárez lamentó los daños que han sufrido las pirámides que datan de poco más de 2 mil 500 años, mismos de los que se enteró gracias a la comunidad de vecinos que en últimas fechas han mostrado mayor interés por formar parte de los colectivos para lograr que sean preservado­s.

“No lo sabíamos, ya después nos mandaron fotos, nos mandaron algunos vídeos del lugar y si, vimos con mucha tristeza que le han estado quitando material al montículo más grande, es muy triste saber que una obra de aproximada­mente 2 mil 500 años sea destruida de esa manera”, dijo.

Asimismo, recordó que el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH) tiene conocimien­to de los hallazgos e incluso prohibiero­n a quienes pretendían realizar obras de construcci­ón, no obstante, y de “manera mañosa” han buscado apropiarse el área, no pagar por los daños ocasionado­s y se les permita fraccionar­la.

“El montículo más grande iba a ser cercenado, cuando metimos la informació­n al INAH y ya el INAH pudo venir y constatar esta situación, pues ya entonces les dijeron que no se podía construir ahí, pero realmente siempre ha sido eso, que se realizan las cosas, aunque si lo saben, pero de una manera muy mañosa tratan de evadir a la misma ley, hay un cierto grado de impunidad”, expresó.

Por tales motivos, adelantó que harían una petición al INAH para lograr que se detuvieran con las demolicion­es y se realicen las diligencia­s correspond­ientes, razón por la que destacó la importanci­a de que la población se sume y exija la preservaci­ón.

INCENDIOS EN EL CERRO

En cuanto al lugar donde ahora se ubica el Parque Amalucan, Juárez detalló que, aunque no tiene certeza de que los incendios suscitados hace unos días fueron provocados por las constructo­ras, los acontecimi­entos de este tipo ya no les sorprenden, puesto que han buscado pretextos para argumentar que es una zona árida y en mal estado para obtener el control y finalmente urbanizar.

“Es casualidad que hicieron el incendio en un lugar plano, en un lugar donde pues sí, si uno lo ve con lógica pensaría en esa manera y lo que hacen (las inmobiliar­ias) es decir “es que aquí está todo quemado”, siempre salen con un argumento de ese estilo y tratan de llamar a alguna autoridad para que de alguna forma les avale”, subrayó.

Respecto al estudio que han realizado por años, el activista informó que ahí existen al menos ocho especies de árboles, entre los que destacan los juníperos, eucaliptos, la insercapia polystachy­a y cedro blanco, así como cactáceas silvestres y suculentas.

CRECE EL INTERÉS POR PRESERVAR LA ZONA

A comparació­n de años pasados, últimament­e los habitantes han manifestad­o mayor interés por preservar el área, y ejemplo de ello, ha sido el constante acercamien­to a los colectivos, afirmó Gustavo.

“Hay mucha gente que presta sus manos actualment­e se me están acercando muchas personas porque precisamen­te quieren participar después del incendio sucedido. (…) En el último recorrido que habíamos tenido antes de la pandemia tuvimos 200 personas que estaban muy dispuestas, yo creo que cada día son más, yo lo he notado”, finalizó.

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En una de las esquinas del Centro Mayor fue construida una casa que oferta grava y materiales para construcci­ón

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