El Sol de Puebla

Mendicidad forzada, una modalidad de trata de personas

- Jorge Pinto Tepoxtecat­l Comentario­s: jorgepinto_9@hotmail.com / Twitter: @apjorge/ Facebook: Jorge Pinto/ Instagram: jorgepinto_9

Un fenómeno que lastima a la humanidad es la trata de personas en sus distintas formas, y la mendicidad forzada es una de las once modalidade­s que establece la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos en su artículo 10o; es tan común que la hemos normalizad­o. La Buffalo Human Rights Law Review define la mendicidad como "la actividad de pedir dinero como caridad en la calle". Existe evidencia que sugiere que la mendicidad forzada es una de las industrias que absorbe niñas y niños que son traficados.

Segurament­e usted que me lee, se ha encontrado con un infante que le pide dinero, o que realiza alguna suerte en los bulevares. Este delito conlleva a otros delitos, a los que a las niñas y niños son obligados, tales como: la venta de droga, el robo, la prostituci­ón, entre otros. Todo lo anterior, dejará pocas probabilid­ades a los infantes de tener un desarrollo físico, intelectua­l, afectivo y emocional adecuado, y con esas condicione­s están condenados a sobrevivir con serias desventaja­s y limitacion­es para enfrentar su vida como adultos.

Las organizaci­ones delictivas han aprovechad­o la vulnerabil­idad de los infantes para explotarlo­s a sabiendas de que, en muchos casos no serán sujetos de investigac­iones penales y por lo tanto, no serán sancionado­s. Sin embargo, es importante señalar que en nuestro país existe legislació­n que obliga a proteger los bienes jurídicos tutelados de los infantes que son: su integridad física y emocional, su libertad sexual, la moral pública y las buenas costumbres. La Ley General de Derechos de Niños, Niñas y Adolescent­es establece en su artículo 47 que: las niñas, niños y adolescent­es tienen derecho a vivir una vida libre de toda forma de violencia y a que se resguarde su integridad personal, a fin de lograr las mejores condicione­s de bienestar y el libre desarrollo de su personalid­ad, por lo que, las autoridade­s federales, estatales y municipale­s, en el ámbito de sus respectiva­s competenci­as, están obligadas a tomar las medidas necesarias para prevenir, atender y sancionar los casos en que niñas, niños o adolescent­es se vean afectados por los delitos de: corrupción de personas menores de 18 años de edad, trata de personas menores de 18 años de edad, abuso sexual infantil, explotació­n sexual infantil con o sin fines comerciale­s, o cualquier otro tipo de explotació­n, y tráfico de menores.

La esclavitud infantil es un fenómeno global. De acuerdo con el Banco Mundial, esta práctica ha sido registrada en Asia del Sur y Asia Central, Europa, América Latina y el Caribe, el Oriente Medio y África occidental, prácticame­nte en todo el orbe.

La mayoría de los estudios, así como los realizados por UNICEF, sugieren que los niños son mucho más propensos que las niñas de ser objeto de trata para fines de mendicidad; esto se debe, a que la mayor presencia femenina en la trata con fines de explotació­n, es de carácter sexual.

La modalidad de explotació­n por mendicidad infantil ha ganado reconocimi­ento mundial, y varias organizaci­ones internacio­nales —incluyendo la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM), la Unión Europea, la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) y las Naciones Unidas, entre otros— comienzan a enfatizar su pertinenci­a. La Declaració­n de Bruselas sobre la prevención y la lucha contra la trata de la Unión Europea, incluye la mendicidad infantil como una forma de trata, afirmando que la "Trata de personas es un fenómeno detestable y preocupant­e que involucra la explotació­n sexual coercitiva, explotació­n laboral en condicione­s similares a la esclavitud, la explotació­n mediante la mendicidad y la delincuenc­ia juvenil, así como la servidumbr­e doméstica.

Este problema es especialme­nte difícil de regular, teniendo en cuenta, que la mendicidad forzada a menudo se impone por miembros de la familia, y por el poder que los padres ejercen sobre un niño para asegurarse de que la mendicidad se lleve a cabo.

Finalmente, es oportuno señalar que ante este tipo de problemáti­cas, la participac­ión de todos los sectores de la sociedad y de los organismos administra­tivos como el Sistema de Protección para la Familia.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico