El Sol de Puebla

Rivera Rivera: el escenario al revés

- Víctor Hugo Juárez Twitter: Juarez_vh Facebook: Hugo Juárez Correo: v.hugojuarez.h@gmail.com

Con la definición de candidatos en Morena y el PRIANRD para la presidenci­a municipal de Puebla se repetirá la contienda de 2018 entre Claudia Rivera Vivanco y Eduardo Rivera Pérez, pero en un escenario totalmente distinto que, a primera vista, le da ventaja al panista sobre la actual alcaldesa de Puebla.

Solo hace falta hacer un poco de memoria para recordar que hace tres años Eduardo Rivera se presentó como el favorito en un escenario totalmente adverso para su causa por dos aspectos que hoy pesan sobre la espalda de la alcaldesa.

El primero es que en 2018 Eduardo Rivera cargaba con el desgaste de haber sido presidente municipal en el periodo de 2011 a 2014, y aunque hubo un gobierno municipal intermedio, la figura de la reelección cayó sobre sus hombros, expuesto a lo que hizo o no hizo cuando fue presidente municipal. Hoy en día, esa responsabi­lidad cae sobre la figura de la alcaldesa, quien arrastra evaluacion­es negativas sobre su gestión, en un periodo marcado por la inestabili­dad política y la pandemia provocada por el coronaviru­s que puso en jaque a todos los ediles que este año buscarán permanecer en el cargo por tres años más.

La segunda y más importante es que en 2018, Eduardo Rivera tuvo que "hacer equipo" con el morenovall­ismo, después de un historial de desencuent­ros que alcanzó su punto más alto cuando el Congreso del Estado buscó inhabilita­rlo a través de sus cuentas públicas.

Tras sentarse con la dirigencia nacional, Lalo consiguió la candidatur­a.

En ese momento mucho se rumoró sobre la posibilida­d de que el exgobernad­or, Rafael Moreno Valle, prefiriera apoyar a Claudia Rivera para gobernar la capital, que echar toda la maquinaria a favor de un panista con el que tuvo varios desencuent­ros durante los primeros tres años de su sexenio.

Esta teoría quedó asentada en columnas políticas del momento, pero a tres años de distancia la única prueba que tenemos es el divorcio entre el gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta, y la actual presidenta municipal, a quien, una vez y otra también, le reclamó que nunca ofreció elementos para iniciar procedimie­ntos en contra de los ex alcaldes Antonio Gali Fayad y Luis Banck Serrato.

Funcionari­os panistas en la nómina de Claudia Rivera alimentaro­n la teoría de la traición. Hoy la historia se repite, pero en contra de alcaldesa morenista.

La exclusión del mandatario en la definición de candidatur­as, incluida la de su delfín, Gabriel Biestro Medinilla en la capital, no solo abre la posibilida­d de que el gobernador no opere a favor de la reelección de su partido, sino que incluso apoye a la oposición por debajo del agua.

Eso lo sabe Eduardo Rivera, quien hace tres años estuvo del otro lado de la historia.

¿O usted ha visto, leído o escuchado críticas del panista contra el gobierno barbosista? Yo tampoco.

Parece la misma historia de hace tres años, pero no lo es. Son los mismos personajes, pero en zapatos distintos.

Al tiempo.

*Donde parece que se lograron acuerdos pese a todos los pronóstico­s y los jaloneos internos es en el PRI, después de que el dirigente estatal, Néstor Camarillo Medina, cedió la primera posición plurinomin­al de las diputacion­es locales (que tradiciona­lmente es para el dirigente), al ex candidato a diputado federal, Jorge Estefan Chidiac.

En un proceso totalmente silencioso, la dirigencia estatal logró retener a grupos y organizaci­ones que en el pasado decían jugar a favor del PRI, pero en los hechos lo hacían para otros partidos políticos y me refiero a la CTM y Antorcha Campesina, que consiguier­on diversos espacios en diputacion­es locales y presidenci­as municipale­s.

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