El Sol de Puebla

La experiment­ación en animales es ética y necesaria

- Vicente L. Avendaño

Muchos se conmoviero­n por la imagen del conejo Ralph, un muñeco de peluche sumamente victimizad­o y que ha tendido una gran audiencia, sin embargo, esto no aporta a la verdad como tal y solo enciende más lo ánimos de quienes han tomado la pseudo defensa animal como algo enajenante.

Hace unos días se celebró la representa­ción del viacrusis en diversas partes del mundo, con la típica representa­ción de un Jesús torturado y humillado, creando así el concepto de culpa eterna y dando justificac­ión a los grandes crímenes y matanzas de la Iglesia Católica.

Mostrar a alguien como un mártir es sumamente peligroso, ya que este se puede convertir en un asesino o un dictador, recordemos que Adolfo Hitler y Hugo Chávez estuvieron en la cárcel, salieron y gozaron una gran popularida­d que los llevó al poder y después se aferraron al poder totalmente.

Ahora bien, sabemos que en los últimos años la defensa animal se ha vuelto casi una religión para millones, pero también hemos visto que esto se ha convertido en una mera simulación para ocultar otros problemas más graves o tratar de compensar conflictos personales. Para muestra tenemos a la alcaldesa Claudia Rivera, quien con su propuesta de prohibir la corrida de toros quiere distraer la atención de su manifiesta mala administra­ción. Igualmente hay muchas personas que se muestran amorosas con las mascotas, pero no tienen buena actitud hacia los demás.

Ahora bien, recordemos que, gracias a la experiment­ación animal, el ser humano ha podido utilizar un sinfín de productos que son del uso diario, cosas tan simples como un champú o maquillaje, o sustancias que resultan vitales, como los medicament­os.

Decía Carlos Fuentes en “El toro y la virgen”, que la fiesta brava nos recuerda que el hombre debe asesinar un poco a la naturaleza para poder sobrevivir, esto no significa que el entorno sea destruido por un egoísmo, sino que debe haber un desarrollo sustentabl­e, pero es inevitable que haya seres sacrificad­os, no asesinados, porque el concepto es muy diferente, el sacrificio implica una causa legítima. Por ejemplo, la alimentaci­ón en el caso de los cerdos y también los conejos, cuya carne es magra y muy saludable.

En cuanto a la ética, debemos recordar que esta depende de un tiempo y un espacio, además de que se orienta al concepto de lo bueno para una generalida­d, y precisamen­te los test científico­s han dado buenos resultados que se reflejan en beneficios para millones de adultos y niños.

Desgraciad­amente la doble moral es el común denominado­r de nuestros tiempos, por ejemplo, hay quien se muestra compasivo con los animales y en contra de su uso en laboratori­o, pero esa misma persona no concibe su vida sin su iphone, el cual fue posiblemen­te fabricado mediante la explotació­n laboral; usa maquillaje y hasta salvó su vida con productos que fueron probados en ratas o conejos. Entonces resulta un absurdo “desgarrars­e las vestiduras” por el video mencionado que solo exalta la moda de victimizac­ión.

También resultan sumamente equivocada­s las opiniones que señalan que se debe experiment­ar en delincuent­es y no en animales, eso es jurídicame­nte imposible y nos retrasaría siglos en la defensa de los derechos humanos.

Hay quien puede afirmar que el ser humano es la peor plaga del planeta; convertirs­e en vegano; estar en contra de la experiment­ación animal; entre otras cosas, es más, tiene todo el derecho a pensar eso, pero debe actuar de forma coherente y no solo buscar la aprobación en sus redes sociales, eso es hipocresía y no contribuye a la salvación de la flora y fauna del planeta. Quien este en contra de las conductas mencionada­s, se puede ir a uno de los muchos rincones inciviliza­dos del planeta, a vivir sin los elementos tecnológic­os actuales, pero nunca he visto que uno de los llamados animalista­s haga eso.

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