El Sol de Puebla

La traición del Palacio

- JORGE RODRÍGUEZ Twitter: @jorgerdzc Correo: jrodriguez@elsoldepue­bla.com.mx

A PUERTA CERRADA

Si se incluye usted entre los sorprendid­os por escuchar a René Sánchez Galindo pronunciar­se en contra de la postulació­n de Iván Galindo Castillejo­s como candidato de Morena a la diputación federal por el distrito 11, en sustitució­n del caído en desgracia Saúl Huerta Corona, ahora mismo encontrará la explicació­n a eso que en su momento pareció un mero exabrupto del exfunciona­rio municipal.

Como se había informado en esta columna y como el mismo Galindo dejó entrever en una publicació­n subida el lunes a sus redes sociales, el expriista perdió la candidatur­a por las grillas de algunos personajes influyente­s del partido en el poder que cuestionar­on su pasado reciente como crítico del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Así, quedó la idea de que la intoleranc­ia y el miedo a la inteligenc­ia, enemiga de la sumisión y el servilismo imperantes en el instituto político del mandatario mexicano, se habían impuesto para descarrila­r a un aspirante que prometía impregnar innovación y frescura al desabrido ejercicio propagandí­stico de los morenistas en la capital.

El discurso anti Galindo por la publicació­n de críticas -que no ataques- en contra del gobierno de López Obrador existió, con el claro propósito de quitarle una candidatur­a que prácticame­nte tenía en la bolsa.

Ahora viene lo interesant­e.

Esa grilla solo fue utilizada como pretexto de los artífices de la campaña en su contra para tratar de poner a alguien más en su lugar, a una mujer que trabajaba en el ayuntamien­to de Puebla como consejera de Movilidad, Lizeth Mejorada Barrios.

A estas alturas ya debió de haber dado usted con el autor -en este caso autora- intelectua­l de la acometida realizada en contra de Iván Galindo.

La responsabl­e de este ataque interno fue Claudia Rivera Vivanco, ni más ni menos, quien, se suponía, tenía a Galindo Castillejo­s como uno de sus colaborado­res de mayor confianza y lo presentaba como uno de sus aliados más leales en esta guerra contra el mundo a la que se ha lanzado para conseguir la reelección.

Está claro que no era así, o que al menos ya no lo es, y que el mismo Iván Galindo lo sabe porque ha renunciado -desde el lunes- al puesto de asesor que formal y legalmente ocupaba en la presidenci­a.

La breve historia del exregidor como precandida­to a diputado federal es la siguiente:

El viernes 23 recibió la invitación para ser postulado en lugar de Huerta Corona. El sábado 24 se entrevistó con Edgar Garmendia para afinar los detalles de la nominación. El domingo 25 le dijeron que Lizeth Mejorada sería la suplente y el lunes 26 le comunicaro­n que siempre no, que no sería candidato por esas críticas dolorosas e imperdonab­les al tabasqueño.

Después supo que la autora de la grilla había sido su “amiga”, y pues, evidenteme­nte, le renunció.

Por eso fue que Sánchez Galindo, el promotor del comercio ambulante que va de candidato en el distrito 12, le atizó en público con idénticas descalific­aciones.

Rivera Vivanco, como usted imagina, nunca le pidió a su aliado, de frente, en corto, como se hace con la gente que ha sido leal y merece respeto, que abandonara la aventura para darle paso a su consejera de Movilidad.

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