Cuando tu perro es el jefe
Al preguntarle a Leticia Miranda, especialista en psicología, si es “normal” el cariño excesivo que se les brinda a los perrhijos, ella como profesional de la salud cuestiona: ¿qué es lo normal? Y responde que siempre habrá una priorización a cuál es el rol o cuál es el efecto que tiene esta mascota en la persona.
“Para mí no existe ninguna patología, salvo cuando ya hay una interacción sexual, lo voy a decir también, pero fuera de eso, donde solo hay un intercambio respetuoso que tiene que ver con, insisto, este intercambio afectivo que beneficia a uno y al otro, yo no veo en donde esté lo anormal o esa línea en donde ya se raye en lo patológico", asevera.
Y al mencionarle que, de acuerdo con un adiestrador canino a quien se entrevistó acerca del daño que puede hacer en los perros el humanizarlos (“Por qué no debemos humanizar a los perros” en elsoldepuebla.com.mx), asegura que se pueden volver violentos y buscar ser los jefes de la “manada”, y Leticia coincide. Añade que ellos te identifican a ti como parte de su manada, sin embargo, en esta hay jerarquías y el hecho de que tú lo quieras no significa que permitas el volverte parte de su posesión, después él termina mandándote a ti; los límites los vas a poner tú, no el perro. Si tú como persona permites eso, el perro también funge un rol: tú le otorgas al perro ese rol de someterte a ti.
“Pero en una observación sin juicio, cuando tú notas que el perro es quien está gobernando al amo, porque el amo entonces ya no sale de vacaciones porque ni modo que deje al perro; si se tiene que regresar de una cena, porque debe sacar a pasear al perro; cuando se vuelve el ‘patroncito’ el perro, sin determinar si está bien o si está mal, ¿qué se hace notar ahí?:
La mascota puede desempeñar muchos roles: hijo, amigo, compañía; esto depende de ti
la personalidad del individuo que le está otorgando esa autoridad al perro; si la persona lo está permitiendo está cubriendo el perro también esa falta que tiene de dirección”, expone.
Concluye con la recomendación de que, si no estás cómodo con esa situación, entonces puedes pedir ayuda para atender esos aspectos de tu personalidad que estás ignorando y que te están esclavizando al perro, pero si hay un goce o si hay un sentido o si le está dando un sentido de vida a tu existencia, el hecho de irte porque tienes que atender al perro y eso resulta beneficioso para ti, entonces no tiene nada de malo.