El Sol de Puebla

El recuerdo de una madre que siguen buscando

Hace 5 años, Emma salió de su casa en San Pablo Xochimehua­can y nunca regresó; su hija todavía la espera

- VICTORIA VENTURA /BIBIANA

se apaga y los ojos se llenan de lágrimas cuando Monserrat Mena recuerda aquellas celebracio­nes para su madre Emma Ochoa Solar, desapareci­da en Puebla en 2016. Monse, vestida con una sudadera amarilla, tiene los mismos ojos y nariz de la mujer de la fotografía que sostiene en las manos y que desde aquel 7 de noviembre dejó de ver físicament­e.

Su mirada se apaga y los ojos se llenan de lágrimas cuando Monserrat Mena recuerda aquellas celebracio­nes para su madre Emma Ochoa Solar, desapareci­da en Puebla en 2016.

Monse, vestida con una sudadera amarilla y un pants negro, tiene los mismos ojos y nariz de la mujer de la fotografía que sostiene en las manos y que desde aquel 7 de noviembre dejó de ver físicament­e.

Desde entonces, cada 10 de mayo su historia es diferente. En casa no habrá detalles que regalar, cartas, abrazos, besos, conversaci­ones o a quién sorprender.

En el Día de la Madre, un año más de vivir en agonía e incertidum­bre por desconocer el paradero de aquella mujer que le dio la vida.

“Ella era muy cariñosa conmigo, siempre me acuerdo cuando iba para la escuela, nos daba de desayunar, siempre nos trataba bien; cuando era 10 de mayo, en la escuela hacíamos manualidad­es se las dábamos”, rememora la adolescent­e entre lágrimas y la voz quebrantad­a.

Monse es la segunda de dos hermanos y cuando tenía once años su madre desapareci­ó. A cinco años de distancia, los detalles siguen vivos.

Era viernes, Emma de 33 años no se reportó en el trabajo desde un día antes. En su casa en San Pablo Xochimehua­can, se quedaron esperándol­a sus dos hijos.

“Mi hermano y yo la pasamos muy triste, no sabemos nada, no sabemos dónde está, la extrañamos mucho, la quisiéramo­s volver a ver, es lo único que quisiera”, dice.

Su tía, Reina, extraña y sufre la ausencia de su hermana. Ahora se encarga de cuidar a su sobrina y recuerda aquel 7 de noviembre donde una llamada telefónica cambió el rumbo de la familia Ochoa.

“El 7 de noviembre me marca mi hermano y me dice que mi hermana no había ido a trabajar, después me dice su patrona que ya eran dos días que no había ido a laborar, desde el jueves ya no había llegado, fui para la casa de mi hermana, pregunté por ella y me dicen que no sabían si el martes había llegado”, recuerda aún desconcert­ada.

Aunque no es el calor de mamá, Monserrat se siente como una hija más en la familia de su tía, pues recuerda con tristeza la vida junto a su padre con el que no lleva una buena relación y tampoco le ha interesado saber sobre el paradero de Emma.

“Aquí con mi tía me siento bien, me tratan como una hija más, la relación con mi hermano es buena, pero con mi papá no tanto, por eso me regresé a vivir con mi tía”.

Emma, quien forma parte de las y los 2 mil 671 desapareci­dos oficialmen­te en Puebla, tenía metas, como abrir su óptica.

Monse y Reina la recuerdan como una mujer amorosa y entregada a su familia. Emma tenía planes y metas que alcanzar, deseaba reunir dinero para emprender una óptica y poder darles una mejor vida a sus dos hijos. “Era muy apasionada de la vida, le gustaba escuchar música, era muy trabajador­a, una persona que daba todo por sus hijos. La extrañamos mucho, quisiera volver a verla, abrazarla, saber que está bien”, indica Reina.

Desde que Emma desapareci­ó, Reina y Monse han realizado cientos de visitas a la fiscalía y han marchado con madres, padres, hijo y más personas en búsqueda de justicia.

“Al inicio no quisieron tomar sabana de llamadas, no me dieron explicació­n. A mí me dejaron más de tres años sin decirme nada de mi hermana, me decían que ellos me hablaban, si había alguna pista de mi hermana, ellos me iban a marcar. No sabemos si desapareci­ó en el centro de Puebla o en San Pablo Xochimehua­can”, asegura su hermana.

Sin duda, un impediment­o más para que Monse vuelva a abrazar a mamá es la llegada de la pandemia por coronaviru­s, y con ello, el paro de las carpetas de investigac­ión.

Al igual que la familia Ochoa, más mujeres y hombres continúan en la lucha de regular las acciones de búsqueda, así como contemplar todo tipo de reparación del daño para las víctimas directas e indirectas de este delito, a través de la Ley en Materia de Desaparici­ón de Personas para Puebla.

“Desde que inició la pandemia, las carpetas van muy, muy despacio, pero yo creo que no han puesto tanta atención las autoridade­s, no hemos visto casos que después de tanto tiempo aparezca una persona; me siento muy mal, yo creo que lo que he llevado nos ha hecho muy fuertes. Vino la pandemia y peor, nada, nada nos decían, tiene como medio año que me empezaron a hablar y no hay un avance, nada”, dice con indignació­n la hermana de Emma.

Monse y su tía no han caminado solas, desde 2018 lo han hecho de la mano de María Luisa Núñez y de todas las madres, hermanas y hermanos, padres, hijos e hijas que se encuentran en la búsqueda de sus seres queridos, dentro del Colectivo Voz de los Desapareci­dos.

“Me he sentido bien y mal porque hay muchas personas que están buscando a sus familiares, pero también me alegra que hacen todo lo posible para volver a estar con sus seres”, comenta.

Emma desapareci­ó cuando tenía 33 años. Hoy está a punto de cumplir 38. Su hija la espera con vida y exige a las autoridade­s que le devuelvan a su madre.

Alrededor de 5 mil 789 que estaban desapareci­das, se han reencontra­do con su familia en la entidad poblana, de acuerdo con datos oficiales.

“Le pido a las autoridade­s que hagan todo lo posible para que ella regrese conmigo, es muy doloroso no saber nada de ella, si está bien o está mal”, pide.

Reina hace una pausa. Como regalo de 10 de mayo pide volver a ver y sentir a su hermana en el calor de un abrazo.

“En este 10 de mayo me gustaría abrazar a mi hermana, decirle que la extrañé mucho, que la quisiera volverla a ver y abrazar, que la estamos esperando en la casa mis hermanos, mi mamá y sus hijos, donde quiera que este, que Dios la acompañe”.

HERMANA DE DESAPARECI­DA Era muy apasionada de la vida, le gustaba escuchar música, era muy trabajador­a, una persona que daba todo por sus hijos. La extrañamos mucho, quisiera volver a verla, abrazarla, saber que está bien”

MONSE MENA HIJA DE DESAPARECI­DA Ella era muy cariñosa conmigo, siempre me acuerdo cuando iba para la escuela, nos daba de desayunar, nos trataba bien; cuando era 10 de mayo, en la escuela hacíamos manualidad­es y se las dábamos”

COLECTIVO VOZ DE LOS DESAPARECI­DOS Me he sentido bien y mal porque hay muchas personas que están buscando a sus familiares, pero también me alegra que hacen todo lo posible para volver a estar con sus seres”

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Feliz Día de la Madre
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DÍAZ Monserrat y su tía no pierden la esperanza de encontrar a Emma

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