El Sol de Puebla

Patricia, madre devastada por el asesinato de su hijo

Teme que la Fiscalía dé carpetazo a investigac­ión del crimen ocurrido hace poco más de un mes

- BRUNO FLORES

Apoco más de un mes del asesinato de Alan al interior del centro de rehabilita­ción La Piedad, la familia del joven sigue en espera de que se detenga a los encargados del lugar, sin embargo, temen que la Fiscalía dé carpetazo a la investigac­ión, pues algunos de sus contactos han referido que los involucrad­os pagaron más de 200 mil pesos para evadir su responsabi­lidad.

Tres mujeres devastadas por una tragedia: madre, abuela y hermana de Alan: Patricia, Nayeli y Yolanda, abrieron las puertas de su hogar para relatar algunas de las experienci­as más traumática­s que trajo consigo la muerte del joven de 21 años de edad, que a pesar de haberse registrado hace más de un mes, sigue doliendo como si hubiera sido ayer.

Según narraron las tres mujeres, Alan vaticinó la edad en la que moriría, pues siempre dijo que su vida acabaría cuando cumpliera los 21 años.

Apoco más de un mes del asesinato de Alan al interior del centro de rehabilita­ción La Piedad, la familia del joven sigue en espera de que se detenga a los encargados del lugar, sin embargo, temen que la Fiscalía dé carpetazo a la investigac­ión, pues algunos de sus contactos han referido que los involucrad­os pagaron más de 200 mil pesos para evadir su responsabi­lidad.

Tres mujeres devastadas por una tragedia: madre, abuela y hermana de Alan: Patricia, Nayeli y Yolanda, abrieron las puertas de su hogar para relatar algunas de las experienci­as más traumática­s que trajo consigo la muerte del joven de 21 años de edad, que a pesar de haberse registrado hace más de un mes, sigue doliendo como si hubiera sido ayer.

Según narraron las tres mujeres, Alan previó la edad en la que moriría, pues siempre dijo que su vida acabaría cuando cumpliera los 21 años, “me voy a ir joven como los grandes”. Aseguraron que siempre aludía a la muerte de una forma apacible, pues no temía de ella.

Patricia aseveró que el sábado 3 de abril, fue cuando empezó la muerte de su hijo, pues una mujer le dijo a través de una llamada telefónica, que Alan había tenido vómito desde ese sábado, pero que le habían dado una pastilla y ya estaba bien, sin embargo, y a pesar de haber pagado una consulta médica para Alan, nunca lo atendió un doctor hasta el día en que estaba agonizando.

Tres días después de dicha llamada telefónica, es decir, el martes 6 de abril -el día de la muerte de Alan-, Patricia fue citada por la misma mujer en el anexo La Piedad, quien le señaló que Alan sería revisado por un médico, lo que causó extrañeza en la madre, debido a que sabía que los doctores sólo iban jueves y viernes. “¿Pero mi hijo está bien?”, cuestionó varias veces, “sí, él está bien, sólo tiene un poco de vómito, contestaba la mujer al otro lado de la línea, y continuaba: “Sólo quiero que lo lleves a un hospital para que lo consulten y después me lo regresas para que termine con su rehabilita­ción”.

Patricia reveló que las llamadas telefónica­s de la mujer eran cada vez más insistente­s, pues aproximada­mente cada 20 minutos le volvía a marcar para preguntar: “ya estás cerca”, lo que para la madre de Alan era un signo de alerta, pues se imaginaba que el estado de salud de su hijo era grave.

Para la señora Patricia hubo una “señal de Dios” que le quiso decir algo: unas ganas inmensas de ir al baño, obligaron a personal del centro de rehabilita­ción a permitirle la entrada cuando llegó, pese a que ya la estaban esperando en la puerta con un Alan que no podía ni mantenerse en pie. “Vi cosas horribles, vi jóvenes sometidos, jóvenes desnudos, jóvenes hincados, cuando una chica me escuchó llegar, gritó desesperad­a: ¡ayúdenme!... rápido entré al baño y cuando quise salir ya no me dejaron regresar por el mismo lugar por el que entré, me sacaron por otro lado y me decían apúrese señora, apúrese”, narró Patricia con la voz entrecorta­da.

Y continuó: “cuando llegué a la puerta me dijo Germán –encargado del anexotranq­uilice a su hija que se está poniendo bien agresiva, yo pregunté porqué y mi hija me dijo mira como te están entregando a tu hijo, te lo están entregando casi muerto… vi a Alan y fue la peor imagen que tengo de mi hijo, mi hijo no era ese… volteé a ver a German y le dije que si le llegaba a pasar algo, iba llegar hasta las últimas consecuenc­ias”.

La mujer subió al auto acompañada de su yerno, su hija Nayeli y su hijo Alan al borde de la muerte; llegaron hasta una clínica de la colonia Joaquín Colombres, no obstante, no quisieron atenderlo, por lo que se trasladaro­n al Hospital de Traumatolo­gía y Ortopedia del Seguro Social, donde tampoco recibió la asistencia médica. Finalmente, se apresuraro­n hasta el Hospital General del Norte, Patricia descendió del auto y gritó a los médicos que ayudaran a su hijo, una doctora se acercó a Alan y le dijo: “señora su hijo ya no tiene signos vitales”.

Fueron los mismos médicos quienes les refirieron que Alan presentaba golpes en la cabeza, costillas y marcas de aparente sometimien­to, incluso les indicaron que tenía un sangrado rectal, por lo que tendrían que notificar a las autoridade­s ministeria­les.

Las mujeres señalaron que hay dos testigos que presenciar­on los maltratos de los que Alan fue objeto, sin embargo, sólo una menor –que también estaba internada- quiso declarar ante las autoridade­s. Según dijo, el día que Alan murió, se percató del momento en que fue golpeado, incluso trató de levantar la mirada, pero Samuel, el enfermero que presuntame­nte vapuleó a Alan, evitó con otra agresión que observara.

“Estos días han sido muy difíciles, porque la muerte de mi hijo no puede quedar así… es mentira lo que dijo German en una entrevista de que me entregó a mi hijo caminando, a mi hijo me lo llevé cargando”.

La madre de Alan señaló que incluso a uno de los llamados “padrinos”, identifica­do como Salomón, le recriminó la muerte del joven: “¿Por qué le pegaron a mi hijo, por qué a él?, si yo lo traje bien”, a lo que Salomón respondió: “es que tu hijo era bien rebelde y soberbio”; “sí, pero no era para que me lo mataran”, reviró Patricia.

La conversaci­ón no terminó ahí, ya que

En esta imagen del año pasado posa Patricia junto a Alan el Día de las Madres

MADRE DE ALAN Vi cosas horribles, vi jóvenes sometidos, jóvenes desnudos, jóvenes hincados, cuando una chica me escuchó llegar, gritó desesperad­a: ¡ayúdenme!...”

PASIVIDAD DE LA FISCALÍA

/las últimas palabras que Salomón mencionó a Patricia fueron: “Si ya sabes la verdad, Patricia, actúa como mejor te parezca, si tiene que caer German, si tengo que caer yo, tu actúa, llega hasta donde tengas que llegar”.

Investigac­iones de los propios familiares de Alan, los llevaron a saber de algunos lugares en los que podrían estar los presuntos responsabl­es de la muerte del joven, no obstante, cuando le entregaron dicha informació­n a la Fiscalía General del Estado (FGE), estos les refirieron que si sabían dónde estaban les avisaran para que pudieran detenerlos, pero cuando les señalaron que la búsqueda podría salir de territorio poblano, la postura cambió, pues, según dijeron, no podrían asumir los gastos de buscarlos fuera de Puebla.

Asimismo, los declarante­s aseveraron que el miércoles 5 de mayo, German se presentó en el centro de rehabilita­ción La Piedad, donde incluso estuvo dialogando con uniformado­s de la Policía Municipal, a pesar de que existe una orden de aprehensió­n en su contra. “Se supone que lo andan buscando, ¿cómo es posible que no lo hayan detenido?”, comentó la hermana de Alan.

Los deudos del joven de 21 años de edad, temen que sea verdad una versión que uno de sus contactos les indicó, misma que refiere que presuntame­nte los responsabl­es pagaron alrededor de 200 mil pesos para que el caso de Alan recibiera carpetazo. “Ya pagamos por el muertito”. Finalmente, los deudos afirmaron que esperarán el tiempo que sea necesario para que la muerte de Alan no quede impune.

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CORTESÍA FAMILIA DE LA VÍCTIMA

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