Incumple Línea 1 de RUTA expectativas de los usuarios
El sistema de transporte urbano, que prometió resolver los problemas de movilidad en la zona metropolitana, no lo hizo
Después de diez años de su inauguración, la Línea 1 de la Red Urbana del Transporte Articulado (RUTA) quedó muy lejos de ser el sistema de transporte de primer mundo que prometió el entonces gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, pues la falta de mantenimiento la hace lucir en estado de abandono, hay exfuncionarios detenidos por presuntos actos de corrupción en su manejo y es la única que no conecta con ninguna de las dos líneas que se pusieron en marcha años más tarde.
La implementación de este sistema de traslado masivo pretende brindar una mejor calidad del servicio con autobuses de mayor capacidad y tecnología, así como un sistema de pago automatizado para terminar con el cobro en efectivo, pero la realidad es que los usuarios se enfrentan cotidianamente a varias problemáticas.
A decir de Ana Paula Muñoz, integrante del Consejo Ciudadano de Movilidad, esta Línea es la más complicada de las tres que tiene ese sistema de transporte debido a que fue la primera en lanzarse y se ha quedado en el abandono. Explica que, además de enfrentarse a los problemas previamente mencionados, hace frente a las deficiencias en las estaciones, ya que están ubicadas en zonas de difícil acceso, así como a la falta de interconexión con la Línea 2 y 3 del llamado Metrobús pues, aunque hay puntos donde sí cruzan, los usuarios deben pagar un pasaje nuevo para transbordar.
En este sentido, califica como fundamental que Puebla cuente con un fondo metropolitano de movilidad, con la finalidad de invertir en mejorar la calidad de desplazamiento de la mayoría de los habitantes en la entidad poblana a través de este medio de transporte.
“Podemos decir que esta es la Línea que tiene el servicio más deficiente, las unidades se encuentran colapsadas (...) el tema no es que tengas a demasiadas personas usando un servicio de transporte, el problema es la infraestructura que se tiene para atender esta demanda”, señala.
Por su parte, Arturo Balderas Moyano, representante de la agrupación Corresponsabilidad en el Transporte, dice que pese a que este sistema de transporte sí cumple con una movilidad urbana de manera rápida, debido al carril exclusivo que permite el libre recorrido a los autobuses articulados, las malas prácticas persisten en el cobro en efectivo y el descuido de las unidades, ya que comienzan a deteriorarse y caerse.
PARADEROS Y UNIDADES DEFICIENTES
El reloj está a punto de marcar las seis de la tarde, los últimos rayos del sol se dejan ver y los usuarios del metrobús comienzan a congregarse en el paradero de El Rayito
de la Línea 1, que recorre el tramo Tlaxcalancingo-chachapa.
Los límites de la infraestructura de esta estación, ubicada sobre la Diagonal Defensores de la República, son utilizados como tiradero de desperdicios pues no es necesario asomarse de- masiado para notar que llantas, latas, bolsas de basura y hierba crecida se acumula en los costados.
Además, el adoquín azul–color que representó al gobierno panista y se colocó en cada uno de los espacios de esta Línea— se cae a pedazos, pues ya luce incompleto e incluso, en algunas terminales, las piezas permanecen tiradas en la vialidad.
A decir de María José, una usuaria, las malas condiciones en las que se encuentran los paraderos son un “foco rojo” en temas de inseguridad.
“En la noche los borrachos o delincuentes se andan por estas zonas, se quedan aquí (señala un costado de la estación) y dejan su tirado (basura y escombros) o luego lo usan para otras cosas y, como quiera, ponen en riesgo a los pasajeros, nos da miedo”, comparte para esta casa editorial.
Al interior del paradero, en una de las máquinas se asoma un pedazo de papel sobrepuesto con indicaciones para hacer uso de ella, que dista de la tecnología prometida.
MARÍA JOSÉ USUARIA
En la noche los borrachos o delincuentes se andan por estas zonas, se quedan aquí (señala un costado de la estación) y dejan su tirado (basura y escombros) o luego lo usan para otras cosas y, como quiera, ponen en riesgo a los pasajeros, nos da miedo”
Aceptar pago en efectivo es frecuente e interminable, pues es la “caja chica” de los conductores
Han pasado poco más de 10 minutos y a lo lejos se puede ver la llegada de un camión convencional, pequeño y únicamente con dos puertas–alejado de los articulados y biarticulados que recorren la Línea 2 y 3 del metrobús– con las llantas desgastadas y sin el holograma de verificación vehicular visible.
A decir de la secretaria de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial del gobierno del estado, Beatriz Manrique Guevara, con fecha al corte del 2 de enero de este año, esta Línea no había cumplido con el proceso de verificación y esto se hace evidente en unidades que aún emiten humo negro al estar en movimiento.
La gente comienza a ingresar al camión; la dimensión de la unidad complica el ascenso y descenso de los pasajeros, quienes se abren paso entre empujones para no quedar fuera y no tener que esperar más tiempo en que llegue un segundo vehículo. Al interior de la unidad existe solo una cámara de videovigilancia, que se desconoce si funciona o solo fue colocada para espantar a los carteristas que se aprovechan de la unidad saturada para cometer atracos. Lo mismo sucede con el botón de pánico, visible pero no se sabe si es funcional.
El conductor cierra la puerta y comienza a avanzar, pero un usuario hace que