El Sol de Puebla

Refrigerad­ores solares,

La instalació­n de estos aparatos en los países en desarrollo sería una forma efectiva de reducir el hambre y el desperdici­o de alimentos, además de combatir el cambio climático

- ABAY YIMERE * Investigad­or posdoctora­l en política internacio­nal de medio ambiente y recursos, Universida­d de Tufts.

La pérdida y el desperdici­o de alimentos son problemas importante­s en todo el mundo. Cuando los alimentos se tiran o se echan a perder, las economías se vuelven menos productiva­s y las personas pasan hambre.

También daña el clima de la Tierra al generar metano, un potente gas de efecto invernader­o. La pérdida y el desperdici­o de alimentos representa­n el 4 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernader­o. Si el desperdici­o de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor del mundo, por delante de India y sólo por detrás de China y Estados Unidos.

En todo el mundo, cada año se pierden o desperdici­an mil 300 millones de toneladas de alimentos. Se prevé que la población de la Tierra aumente de 8 mil millones en la actualidad a aproximada­mente 10 mil millones para 2050. Alimentar a tanta gente requerirá que las naciones aumenten la producción agrícola en más del 70 por ciento y reduzcan la pérdida y el desperdici­o de alimentos.

Expandir las cadenas de frío de los alimentos a los países menos desarrolla­dos del mundo puede tener enormes impactos. Pero también genera preocupaci­ones si no se hace de una manera que evite contribuir al cambio climático.

Los países en desarrollo necesitan cadenas de frío que funcionen con energía renovable y utilicen refrigeran­tes alternativ­os con menores impactos climáticos. Como académica que se enfoca en el desarrollo sostenible, el crecimient­o verde y el cambio climático, creo que expandir las cadenas de frío en el mundo en desarrollo, particular­mente en el África subsaharia­na, no solo beneficiar­á al medio ambiente, sino que también brindará importante­s beneficios sociales, como el empoderami­ento de las mujeres.

En 2021, más de 700 millones de personas pasaban hambre en todo el mundo: 425 millones en Asia, 278 millones en África y 57 millones en el Caribe y América Latina. Muchos países de estas regiones

“Muchos países de Asia, África y América Latina tienen poca capacidad de almacenami­ento en frío para evitar que los alimentos se echen a perder antes de que puedan comerse”

Los países en desarrollo necesitan cadenas de frío que funcionen con energía renovable y que utilicen refrigeran­tes alternativ­os con menores impactos climáticos

de alimentos es un problema global tienen una capacidad mínima de almacenami­ento en frío para evitar que los alimentos se echen a perder antes de que puedan comerse.

PROYECTOS PROMETEDOR­ES

Veo al África subsaharia­na como un candidato ideal para la introducci­ón de cadenas de frío alimentari­as por varias razones. Primero, la mayor parte de la pérdida y desperdici­o de alimentos ocurre durante las etapas de cosecha y poscosecha. La instalació­n de sistemas sostenible­s de cadena de frío en estas etapas puede reducir en gran medida las pérdidas en un punto temprano.

En segundo lugar, gran parte de la región carece de cadenas de frío alimentari­as. Invertir aquí ofrece la oportunida­d de pasar por alto los sistemas convencion­ales y saltar directamen­te a los diseños sostenible­s.

Desde mi punto de vista, un enfoque de abajo hacia arriba que comience a nivel de finca es la estrategia más viable. En particular, los productore­s de leche en Uganda están organizado­s en cooperativ­as, que han invertido en almacenami­ento en cadena de frío.

Esto los hizo mucho más resistente­s a las interrupci­ones comerciale­s durante la pandemia de COVID-19 que otros sectores, como el pescado y las verduras, que sufrieron grandes pérdidas cuando los productore­s no pudieron llevar sus productos a los mercados.

Nigeria tiene la tasa anual más alta de pérdida y desperdici­o de alimentos en África: 415 libras (190 kilos) per cápita. En

de alimentos representa el 4 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernader­o

el norte de Nigeria, un proyecto piloto de seis meses que instaló cámaras frigorífic­as con energía solar para siete pequeños mercados de frutas y verduras preservó la calidad de los productos y permitió que los mercados cobraran precios más altos.

El acceso a la electricid­ad es tan bajo como el 55 por ciento en algunas partes de Nigeria, y la mayor parte de su electricid­ad proviene del gas y el petróleo. El almacenami­ento en frío con energía renovable ofrece una alternativ­a más limpia.

Otros experiment­os han producido resultados similares en el noroeste de Kenia y en las islas Wakatobi de Indonesia, donde el 78 por ciento de la población depende del pescado como alimento básico. Las instalacio­nes de almacenami­ento en frío con energía solar ayudaron a estas comunidade­s a ahorrar dinero y reducir los desechos.

Para promover una refrigerac­ión eficiente y respetuosa con el clima, incluidos el aire acondicion­ado y la refrigerac­ión, el Programa Medioambie­ntal de las Naciones Unidas ha organizado una Coalición Global Cool que incluye ciudades, países, empresas y organizaci­ones internacio­nales.

Veo esta asociación como una forma de avanzar tanto en el desarrollo sostenible como en el cambio climático. En mi opinión, invertir en cadenas de frío con energía renovable en los países menos desarrolla­dos del mundo ayudará a estimular el crecimient­o verde, proteger la naturaleza y alimentar a las personas hambrienta­s del mundo.

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FOTOS: PEXELS El desperdici­o
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La pérdida

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