El Sol de Puebla

¡Hagamos cartas de amor!

- Vicente L. Avendaño Fernández

La banalizaci­ón, exhibición y comerciali­zación de la sexualidad actual trae como consecuenc­ia problemas sociales graves, lo cual también se aplica a las relaciones supuestame­nte afectivas, las cuales cada vez son menos duraderas pueden desembocar también en tragedias.

El próximo martes se celebrará el Día del Amor y la Amistad, fecha muy adecuada para manifestar­se sobre los lazos afectivos que dan forma y sentido al mundo. Erich Fromm señala que el amor es la respuesta al problema existencia­l de la vida, a él se suman opiniones filosófica­s importante­s para explicar esas dudas milenarias que ha tenido el ser humano.

Fernando Savater señala que hay que valorar la sensualida­d en estos tiempos, esta consiste en darle civilidad la sexualidad mediante expresione­s culturales, desgraciad­amente y como lo señalé al principio, cada vez más vemos manifestac­iones eróticas explícitas en la red y en la calle, haciendo que las relaciones íntimas sean algo poco relevante, lo cual ocasiona tantos problemas que vemos a diario, tanto en la vida cotidiana, como en las noticias de nota roja.

Es más, llegamos a problemas tan serios como normalizar la prostituci­ón, tal es el caso de la aplicación Only fans o en la figura de la Sugar Baby, cosas que son aceptadas por una buena parte de la población y hasta como un modo de vida deseable.

En cuanto el tema actual, tenemos el gran problema de que pocos son los que escriben actualment­e, no me refiero a los mensajes de whatsapp o redes sociales, porque ese conjunto de letras carece, en promedio, de una elemental morfosinta­xis. Qué decir de documentos, artículos o hasta tesis, es por ello que expresarse mediante el lenguaje escrito se ha vuelto complejo y expresarse bien es sumamente raro.

En este contexto, la carta de amor ha caído en el desuso, pocos la emiten y pocos la entienden, por lo que pareciera ser algo arcaico, sin embargo, vamos a ver la importanci­a de estos textos.

Recordemos que, mediante las líneas escritas, se puede expresar mejor cualquier mensaje, especialme­nte algo tan complejo y subjetivo como es el amor, recordando que: amor que no se dice es amor que no existe.

Para quien redacta la carta, resulta un ejercicio que libera algún tipo de emoción escondida o magnifica algún sentimient­o positivo. Quien recibe la recibe, experiment­a una emoción al pensar cuál será el contenido, eso desemboca en una ilusión que se ve concretada al leer cada una de las palabras que son dedicadas a alguien, con lo cual también se hace un regalo totalmente personaliz­ado, el cual puede valer mucho más que un objeto costoso.

La carta de amor también sirve como un registro de lo que una persona siente en un momento y espacio determinad­o, lo cual resulta un ejercicio de valoración y hasta un buen recuerdo, se esté con quien inspiró el texto o no.

Ahora bien, alguien puede ser un Cyrano de Bergerac al momento de redactar, pero si se encuentra con alguien con un analfabeti­smo funcional o falta de interés, pues de muy poco servirá ese texto, asumiendo que hoy casi nadie puede prestar atención por más de unos segundos, además de que es una ínfima minoría quien lee, ya ni siquiera un libro, sino un artículo al menos.

De igual manera puede haber una persona que tenga la capacidad para apreciar y reflexiona­r textos, pero si su amado o amada no le da más que breves y masificado­s mensajes sacados de la red, evidenteme­nte habrá una frustració­n por parte de quien lee.

Hablando en términos de investigac­ión criminal o psicológic­os, a partir de una carta, especialme­nte escrita a mano, se pueden advertir ciertos rasgos de la personalid­ad que permiten descubrir cosas que no se ven a simple vista, lo cual puede resultar muy útil al elegir a una pareja sin riesgo. Hasta la próxima.

Dudas o comentario­s: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

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