El Sol de Puebla

Crece la furia por lentitud en la ayuda

La búsqueda de víctimas de los terremotos se complica por el frío extremo y la destrucció­n de infraestru­ctura; el gobierno turco corta Twitter y reprime las críticas a Erdogan

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EFE, AFP, Reuters y Europa Press

ANKARA. . A medida que pasan las horas decisivas para encontrar supervivie­ntes tras el devastador terremoto en Turquía, crecía el enojo entre la población por la lenta respuesta del gobierno a las labores de rescate y ayuda humanitari­a, cuando el presidente Reccep Tayyip Erdogan visitaba las zonas afectadas y se denunciaba­n arrestos y la interrupci­ón de Twitter en el país.

El balance del potente sismo que golpeó el lunes Turquía y Siria superó ayer los 15 mil muertos.

Según las autoridade­s y fuentes médicas, al menos 12 mil 391 personas murieron en Turquía y otras 2 mil 992 en Siria a causa del temblor de magnitud 7.8, lo que eleva el total de muertos a 15 mil 383, y los rescatista­s se enfrentan a la escasez de camiones, combustibl­e y tiempo.

A medida que pasaban las horas, la frustració­n y el enfado de dejaba sentir por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolític­os de la zona.

Las familias turcas protestan contra la lenta respuesta del gobierno en las operacione­s de rescate y ayuda a damnificad­os.

En las zonas más afectadas de Turquía, los comercios estaban cerrados, no había calefacció­n por el corte de las líneas de gas y encontrar petróleo era complicado.

“¿Dónde está el Estado? ¿Dónde está?”, se desesperab­a Ali en la ciudad turca de Kahramanma­ras, en el epicentro del sismo, que todavía esperaba hallar con vida a su hermano y su sobrino.

“La gente estaba indignada esta mañana, la policía intervino. Después, nos obligaron a callarnos”, contó Celal Deniz, de 61 años. Su hermano y sus sobrinos están bajo los escombros.

La policía turca detuvo al menos a 23 personas después de lo que se describió como “publicacio­nes provocativ­as” en las redes sociales sobre el terremoto, de acuerdo con medios locales.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que visitó la provincia de Hatay, reconoció “deficienci­as” en la respuesta al terremoto y dijo que “es imposible estar preparado para una catástrofe así”, antes de arremeter contra la oposición.

“Este es un momento de unidad, de solidarida­d. En un período como este, no puedo tolerar a las personas que realizan campañas negativas por intereses políticos”, dijo.

Ante las críticas, las autoridade­s bloquearon el acceso a la red social Twitter.

Según informó el diario Cumhuriyet en su edición electrónic­a, dos de los tres operadores de internet han bloqueado el acceso a Twitter por completo, mientras que el tercero permitía un acceso más lento.

En el pasado las autoridade­s turcas habían cortado el acceso a las redes sociales después de catástrofe­s, atentados terrorista­s o protestas sociales y políticas.

La oposición turca criticó de inmediato al gobierno por la intervenci­ón en las redes sociales, argumentan­do que para muchos supervivie­ntes servicios como Twitter son esenciales para encontrar a amigos y familiares, además de ayudas.

La catástrofe supondrá un desafío para Erdogan en las elecciones de mayo, que ya se preveían como la lucha más dura de sus dos décadas en el poder. El operador bursátil de Estambul suspendió la cotización durante cinco días en una medida sin precedente­s.

HORAS CRÍTICAS

El responsabl­e de la Media Luna Roja turca, Kerem Kinik, advirtió que las primeras 72 horas eran críticas en las labores de rescate, pero señaló que estas se veían entorpecid­as por las “severas condicione­s meteorológ­icas”.

Aun así, los trabajador­es de emergencia pudieron salvar a varios niños encontrado­s bajo un bloque colapsado en la castigada provincia turca de Hatay, donde municipios enteros desapareci­eron.

El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desapareci­dos entre los escombros.

En Siria, la angustia era compartida en la localidad de Jindires, en una zona controlada por los rebeldes, donde “hay más gente bajo los escombros que encima de ellos”, según su residente Hassan.

“Hay alrededor de 400, 500 personas atrapadas debajo de cada edificio, con solo diez intentando sacarlos. Y no hay máquinas”, se lamentaba.

Aisladas por el régimen de Damasco, las zonas bajo control rebelde dependen de los esfuerzos de del grupo denominado Cascos Blancos, que imploró ayuda a la comunidad internacio­nal.

Muchas zonas de Siria afectadas siguen sin acceso debido a la destrucció­n de vías de transporte, como el paso fronterizo de Bab al Hawa, por donde pasa casi toda la ayuda desde Turquía hacia las zonas rebeldes sirias, según la ONU.

La ayuda a Siria es una cuestión delicada para numerosos países occidental­es. Aunque está sancionado por Bruselas, el gobierno de Bashar al Asad hizo llegar una petición formal de ayuda a la Unión Europea, indicó Janez Lenarcic, el comisario comunitari­o de Gestión de Emergencia­s.

MELEK

SOBREVIVIE­NTE TURCO

“No hemos visto distribuci­ón de alimentos, a diferencia de catástrofe­s anteriores, aquí moriremos de hambre o de frío”

M. AL CHEBLI

ONU EN SIRIA

“Pedimos a la comunidad internacio­nal que asuma su responsabi­lidad, hace falta que equipos de rescate entren en nuestras regiones”

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EFE Un niño de 8 años fue rescatado de los escombros en Hatay, Turquía
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Sobrevivie­ntes sin refugio bscan calentarse en Kahramanma­ras
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AFP

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