La pobreza, entrampada en México
Tal vez hemos estado en situaciones de las que no vemos cómo salir y claro que nos podemos hasta desalentar, bajar la guardia y que esperar a que suceda lo que haya que suceder. Como cuando un auto se atasca y no hay manera de sacarlo del fango. Pues algo así ha sucedido con los problemas sociales en México, específicamente con la pobreza.
¿Desde cuándo hay pobreza en nuestro país? Si bien se asocia con la desigualdad, el acceso a oportunidades y las diferencias culturales, el estudio de la pobreza ha permitido identificar cómo ha ido evolucionando y los diferentes tipos de su expresión. Así, podríamos remontarnos a tiempos ancestrales y situarnos en la Colonia, a finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX que se llevó a cabo el Movimiento de Independencia. Los eventos políticos que se suscitaron llevaron al caos la vida cotidiana y la consecuencia en las conductas económicas y sociales. El Estado se debilitó.
La polarización que las guerras intestinas y agresiones del exterior dejaron en vilo el Estado de Derecho para los pobladores. Sólo un grupo minoritario, la élite política, logró consolidar su poder y dominio en zonas rurales y urbanas. El déficit no sólo fue económico, fue estructural y afectó sobre todo a la población mayoritaria, los campesinos, quienes finalmente continuaron sin acceso a la propiedad de la tierra. Esto continuó con el Porfiriato (1867-1911), pero también con los gobiernos posrevolucionarios. El levantamiento armando, casi espejo histórico de la independencia, trajo consigo nuevamente un caos social, abandono de la tierra y el trabajo, y las profundas desigualdades que nunca se solventaron.
La población rural se redujo en términos relativos durante el siglo XX y hasta 1990, pero siguió incrementándose en términos absolutos por el incremento en la tasa de natalidad, la dispersión y aislamiento social, así como la improductividad, el coctel de la pobreza en los años 70; por otro lado, en las zonas urbanizadas, el desarrollo proyectó mayores ingresos y una reducción de la pobreza. He aquí el atolladero.
Los estudios de la pobreza en el siglo XX la situaban en zonas rurales. Lo que sucedió con la pandemia, según el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), “La pobreza aumentó en zonas urbanas 3.3%” que son 4.5 millones de personas, y “(…) no se han abatido las deficiencias del pasado porque no se ha podido articular una estrategia clara y universal en favor de toda la población. Por el contrario, lo que han hecho los gobiernos que llegan es crear programas para atender carencias sociales dirigidos a grupos específicos, pero no logran atender a toda la población mexicana”, como lo declaró Santiago Levy (investigador principal de Brookings Economic an Social Policy in Latin America Initiative).
Según el mismo investigador, <(…) los programas sociales del gobierno federal están montados en la misma arquitectura de los planes de asistencia de hace 20 años y “solo cambian de nombre”>. Así que la situación de pobreza no logra abatirse. El Estado requiere recuperar y aplicar la metodología de evaluación para identificar la pertinencia y efectividad de todos los programas, alejado de la política y concentrado en la administración pública, como lo planteaba Woodrow Wilson en 1887. Nuestra historia nos enseña que la guerra causó estragos en la estructura y economía, pero también la ideología que encierra el paternalismo. El alcance de las políticas sociales ahora tiene la ventaja de contar con un Estado de Derecho, falta la decisión política, como siempre.
*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías.