Comunicación efectiva
Como líderes efectivos tenemos la responsabilidad de incrementar nuestras habilidades y las de nuestros equipos de trabajo, a fin de alcanzar las metas planeadas. En este sentido, la comunicación efectiva es un elemento fundamental para cualquier tipo de organización o negocio.
Por ello, la o el líder reconoce el valor de la comunicación en el día a día y se encarga de hacerla parte en los procesos y estructuras, porque sabe que es un instrumento que posibilita la consolidación de una cultura organizacional y el desarrollo de los grupos de trabajo.
Dicho elemento es, en su más amplio sentido, un intercambio dinámico de cosmovisiones, pensamientos y sentimientos entre dos o más personas, a través de un medio, en un marco de escucha activa y empatía.
Como punto de partida, existen los modelos iniciales de comunicación que retoman como base el esquema clásico de emisor, mensaje y receptor, hasta aquellos en los que la retroalimentación es un factor esencial y condición para hacerla efectiva, misma que es vista como proceso y como objeto de estudio y ha tenido una constante transformación en la que, hasta nuestros días, evoluciona de manera paralela con las nuevas tecnologías de información y con otros medios; así como en formas, espacios y temporalidades.
A lo largo de la historia, el modelaje del proceso comunicativo ha tenido ajustes y transformaciones, dando cuenta de la complejidad que ello implica, así como de todos los elementos involucrados.
De forma general, se puede establecer que un modelo de comunicación efectiva puede tomar como base los siguientes componentes: emisor, contexto, agentes externos, codificación, escucha activa, código, mensaje, canal o medio, ruido, receptor y retroalimentación.
En este mismo sentido, ubicamos al emisor y al receptor como las dos partes que se quieren comunicar. Sobre el código se hace referencia al tipo de lenguaje que es utilizado para transmitir el mensaje, lo que implica que, para darse a entender, este debe ser compartido por los interlocutores, de manera que el mensaje del emisor es codificado y el destinatario lo decodifica para comprenderlo.
Asimismo, el mensaje es transmitido a través de un canal o medio que refiere al recurso físico o tangible, por medio del cual es compartido. La retroalimentación es el acto que permite cerrar el ciclo de la comunicación, en tanto significa que el mensaje emitido ha sido decodificado por el receptor, quien habiéndolo comprendido interactúa para dar continuidad al proceso.
Alrededor del proceso de comunicación, el contexto es el marco de referencia en donde se lleva a cabo, en un tiempo y espacio, así como una atmósfera en donde el código utilizado es el mismo, con base en un conjunto de signos y significados comunes. Por su parte, el ruido es aquello que interfiere dicho proceso, tanto por factores internos, como externos, ejemplo: cansancio, hambre, discapacidades, o lugares inapropiados, por mencionar algunos.
Como se puede advertir, la comunicación efectiva debe trabajarse continuamente para poder transmitir las ideas, pensamientos o directrices de forma más certera y puntual. Incluso, en la vida diaria, en la familia y con los amigos también podemos ser más eficaces al comunicarnos.
Y tú, ¿cómo desarrollas la comunicación efectiva? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #Vívelabien.
Como mencionó el escritor estadounidense James Humes: “El arte de la comunicación es el lenguaje del liderazgo.”