La guerra por el municipio de Puebla
Revueltos como están los asuntos políticos en el estado y frente a la obligación constitucional de postular mujeres para salvaguardar el equilibrio entre géneros, pronto se incorporará una militante del PRI a la lista de aspirantes, de este partido político y de la eventual alianza opositora, a la presidencia municipal de Puebla.
No se trata de Blanca Alcalá Ruiz ni de su hija Karina Romero Alcalá.
Tampoco de Lucero Saldaña Pérez.
Menos de Isabel Merlo Talavera.
La mujer que está por sumarse a la batalla por la ciudad de Puebla, para competir en el proceso electoral del 2024, es directora Jurídica y de Protección de Derechos del Sistema Municipal DIF, en el ayuntamiento de Eduardo Rivera Pérez. Más atrás, en 2021, fue candidata a diputada federal por el distrito 3, con cabecera en Teziutlán. Entre 2016 y 2020 fue presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priístas en el estado.
Se trata, sí, de Sandra Montalvo, una priista que tiene carta de militancia desde el año 1992 y que en la actualidad puede ver reforzadas sus posibilidades de pelear por la candidatura a partir de su vínculo profesional con el edil, pero, principalmente, de su buena relación con Liliana Ortiz Pérez, la presidenta del organismo para el que trabaja y esposa de Eduardo Rivera.
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Dos personajes que dieron de qué hablar en la toma de protesta del nuevo equipo directivo del Consejo Coordinador Empresarial, celebrada el miércoles de la semana pasada en el auditorio del Tec de Monterrey, fueron José Chedraui Budib y Mario Riestra Piña.
Chedraui y Riestra platicaron solos durante un largo rato, antes de que comenzara el acto oficial que sirvió para ungir a Héctor Sánchez Moralez como presidente del máximo órgano de representación del sector privado.
La sola existencia de una conversación entre estos políticos llamó la atención del público asistente por tratarse de dos aspirantes a la presidencia municipal de Puebla, quienes, aunque militantes de distintos partidos, uno del PRI y otro del PAN, compiten en el bando de la pretendida alianza opositora a Morena.
Nadie supo de qué hablaron, lo que llevó a crear especulaciones de toda naturaleza.
Incluso hubo quienes aseguraron que ambos personajes se vieron exaltados y molestos durante la charla. No fue así.
El empresario y el diputado federal mantienen una excelente relación desde antes de que atravesara por su cabeza la idea de competir por la presidencia municipal.
Seguramente platicaron sobre la contienda electoral que se avecina y hasta armaron distintos escenarios, pero siempre en buenos términos.
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Si no lo ha hecho hasta ahora, quizá es momento de que considere a la diputada Nora Yéssica Merino Escamilla, del Partido del Trabajo, como una seria aspirante a la presidencia municipal de Puebla, en caso de que los dirigentes de los institutos políticos que abanderan a la “cuarta transformación” decidan postular una mujer para ese cargo de elección popular.