¿Las guerras impulsaron a la mujer?
Tradicionalmente los conflictos bélicos han sido disputados entre hombres, por lo que el estereotipo del soldado recae en la figura del varón, sin embargo, hay que recordar la participación fundamental de las féminas a lo largo de la historia de las espadas, pistolas y cañones.
El día de ayer se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, fecha en la que se realizan diferentes eventos y manifestaciones, por lo que me resulta importante resaltar un evento que, en cierto sentido, incorporó a las actividades productivas a las damas, dando así un impulso social que no se había visto antes.
Hoy que Ucrania es un tema anunciado a diario en las noticias, debemos recordar que la guerra es un fenómeno milenario y que seguramente seguirá existiendo por siempre. En anteriores editoriales he señalado que es sumamente difícil hacer un juicio ético respecto a los estados beligerantes, es decir, no se puede establecer un bando bueno o uno malo.
La Primera Guerra Mundial fue un parteaguas en las actividades laborales, ya que millones de varones fueron enviados al frente de batalla, dejando lugares vacantes en diversas actividades productivas, tanto de servicios como de productos, por lo que también muchísimas mujeres tuvieron que salir del hogar a trabajar. Pese al cambio que representó eso, todavía persistía la sensación de que la incorporación de las féminas era algo temporal, sin embargo, se sentaron bases firmes, más todavía porque muchos soldados no regresaron o lo hicieron con lesiones que los limitaron en su desempeño laboral.
Cuando se firmó el Tratado de Versalles, se pensó que esa lucha pondría fin a todas las guerras, no obstante, las duras sanciones hacia Alemania fueron aprovechadas para emitir un discurso de odio, lo cual hizo llegar al poder al Partido Nacional
Socialista, el cual logró algunos éxitos iniciales en materia económica, lo cual creo una euforia notable y una gran confianza en el gobierno encabezado por Hitler. Esto desembocó en el estallido de la Segunda Guerra Mundial, con lo cual nuevamente fueron llamados al frente a millones de soldados, con lo cual nuevamente las damas tuvieron que acudir a las oficinas, fábricas, talleres y hasta cuarteles en donde se realizaban diversas actividades en pro de la lucha por ganar las batallas.
También hubo participación en los servicios médicos, basta recordar que la reina Elizabeth II, recientemente fallecida, fue conductora de una ambulancia que auxiliaba a los heridos resultantes, debido a los bombardeos de la Luftwaffe a Inglaterra. Del mismo modo, cuando terminó el conflicto, muchos de los puestos laborales siguieron siendo ocupados por las féminas, con lo cual obviamente fue un avance en la participación laboral, factor que, según la creadora del feminismo moderno, Simone de Beauvoir, es lo que verdaderamente ayuda a lograr una auténtica equidad de género.
También hay que señalar los aspectos negativos, por ejemplo, tenemos el caso de las soldaderas, figuras que han sido idealizadas como compañeras, supuestamente voluntarias y solidarias, de los combatientes de la Revolución Mexicana. En primer lugar, debemos recordar que ese movimiento sólo trajo muerte y destrucción, sin avance social verdadero, además de las soldaderas fueron muchas veces explotadas laboral y sexualmente, casi como unas esclavas, acción que dista mucho de ser admirable.
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